Pablo afirmó que “la fe no es posesión de todos” (2 Tesalonicenses 3:2). Lo mismo puede decirse de la verdad. Muchas personas deliberadamente cierran los ojos a la verdad basada en la Biblia aun cuando la tienen delante. No obstante, ¡qué valiosa es! “Conocerán la verdad, y la verdad los libertará”, aseguró Jesús (Juan 8:32).
El apóstol Pablo dijo que la verdad no se hallaría en las filosofías y tradiciones humanas (Colosenses 2:8). Es más, tales enseñanzas son engañosas. Pablo advirtió a los cristianos efesios que si ponían fe en ellas, serían como bebés espirituales “aventados como por olas [...] por todo viento de enseñanza por medio de las tretas de los hombres, por medio de astucia en tramar el error” (Efesios 4:14). En la actualidad, la propaganda de los opositores de la verdad divina fomenta “las tretas de los hombres”.
La Gran enciclopedia Larousse define propaganda como la “acción sistemática ejercida sobre la opinión para hacerle aceptar ciertas ideas o doctrinas [...] o para llevarla a adoptar una actitud o una tendencia”. Tal propaganda transforma astutamente la verdad en falsedad y presenta las mentiras como si fuesen verdades. Para encontrar la verdad en medio de tales presiones insidiosas, tenemos que consultar con diligencia las Escrituras.
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