Dedicar todas nuestras energías a alimentar el rencor nos perjudica enormemente.
Cierto libro describe así a quien vive atrapado por el resentimiento y la indignación: “Lo consume su propia ira.
Le hace gastar tiempo y energía, mientras sigue cocinándose en sus dolorosas experiencias pasadas, lanzando maldiciones contra los que le hicieron daño y planeando cómo desquitarse”
(Saber perdonar: cómo hacerlas paces con su pasado y vivir sin rencores). Con gran claridad, la Biblia describe el efecto de albergar sentimientos negativos cuando afirma: “Los celos son podredumbre a los huesos” (Proverbios 14:30).
Además, ¿cómo puede ser feliz alguien que está lleno de odio y resentimiento? “El que piense que la venganza es dulce —comentó cierto autor— que mire la cara de quien ha vivido durante años sumido en el rencor.”
No hay nada que le complazca más a Satanás que ver un mundo dividido por el odio y la sed de venganza (1 Juan 3:7, 8).
Los cristianos, sin embargo, preferimos seguir este consejo bíblico: “No se venguen, amados, sino cédanle lugar a la ira; porque está escrito: ‘Mía es la venganza; yo pagaré, dice Jehová’” (Romanos 12:19).
De modo que, si confiamos en Jehová, nos libraremos del rencor, la rabia y la violencia. Al dejar los asuntos en sus manos, nunca tendremos que probar el amargo sabor de la venganza (Proverbios 3:3-6).
Mantengamonos unidos en este tiempo del fin, nuestra unidad cristiana sera un factor importante que nos ayudara cuando estalle la gran tribulacion.
' Continúen soportándose unos a otros y perdonándose liberalmente unos a otros
si alguno tiene causa de queja contra otro. Como Jehová los perdonó liberalmente a ustedes, así también háganlo ustedes. 14 Pero, además de todas estas cosas, [vístanse de] amor, porque es un vínculo perfecto de unión." Colo.3:13,14
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