“Odiaste el desafuero.” (HEB. 1:9)
EN CIERTA ocasión, Jesús indicó a sus discípulos cuál debía ser la cualidad más importante para ellos: “Les doy un nuevo mandamiento: que se amen unos a otros; así como yo los he amado, que ustedes también se amen los unos a los otros. En esto todos conocerán que ustedes son mis discípulos, si tienen amor entre sí” (Juan 13:34, 35). Con estas palabras les estaba mandando que se demostraran mutuamente amor abnegado, un amor que los identificaría como sus verdaderos seguidores. Y en otra ocasión también los exhortó: “Continúen amando a sus enemigos y orando por los que los persiguen” (Mat. 5:44).
Pero Jesús no solo enseñó a sus discípulos lo que debían amar, sino también lo que tenían que odiar. Una profecía dijo lo siguiente sobre Cristo: “Amaste la justicia, y odiaste el desafuero”, o, lo que es lo mismo, “la iniquidad” o maldad (Heb. 1:9; Sal. 45:7). Su ejemplo nos muestra que, además de cultivar amor por la justicia, tenemos que cobrarle odio al pecado, a todo lo que está en contra de la ley de Jehová. Cabe señalar que el apóstol Juan dijo claramente: “Todo el que peca viola la ley de Dios, porque todo pecado va en contra de la ley de Dios” (1 Juan 3:4, Nueva Traducción Viviente).
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