Lo que nos ayudará a confiar en Jehová es hacer como hizo el salmista, es decir, mantener a Jehová a nuestra diestra constantemente. En el Salmo 16:8 hallamos estas palabras alentadoras: “He puesto a Jehová enfrente de mí constantemente. Porque él está a mi diestra, no se me hará tambalear.”
Ahora bien, es bueno tener presente que el apóstol Pedro aplicó el Salmo 16 a Jesucristo: “Dios lo resucitó desatando los dolores de la muerte, porque no era posible que él continuara retenido por ella. Porque David dice tocante a él: ‘Tenía a Jehová constantemente ante mis ojos; porque está a mi diestra para que nunca sea yo sacudido.’”—Hech. 2:24, 25.
¡Podemos hacer lo mismo que David y el Señor Jesucristo! Podemos mentalmente poner a Jehová enfrente de nosotros. Como lo hizo Jesús, nosotros también podemos mantener a Jehová constantemente enfrente de nosotros por medio de siempre tratar de agradarle. Sea positivo; conozca a su Dios. Al mantenerlo a su diestra Jehová puede sostenerlo a usted con Su siniestra a la vez que combate por Su pueblo con Su diestra. Sí, conocemos la promesa profética dada al Señor Jesucristo, el rey-sacerdote melquisedeciano, como se predijo en el Salmo 110:4-6: “Jehová mismo a tu diestra ciertamente hará pedazos a reyes en el día de su cólera. Ejecutará juicio entre las naciones; causará una plenitud de cuerpos muertos.” Por eso, al seguir el ejemplo de Jesucristo nuestro Dechado, y al poner a Jehová Dios enfrente de nosotros constantemente, manteniéndolo a nuestra diestra, jamás estaremos solos; jamás tambalearemos.
Nuestra esperanza ayuda a mantener a Jehová cerca de nosotros. De hecho, el apóstol Pablo asemeja la esperanza cristiana a un “ancla del alma.” “Esta esperanza la tenemos como ancla del alma, tanto segura como firme, y entra hasta dentro de la cortina, donde un precursor ha entrado a favor nuestro, Jesús.” (Heb. 6:19, 20) Puesto que esta esperanza semejante a ancla se origina con Dios, de hecho entra en el cielo, donde están Jesucristo y Jehová. El adherirnos a esta esperanza, jamás renunciando a ella, nos atará fuertemente a Jehová Dios, y jamás nos deslizaremos. Por eso nunca permita que alguien rompa sus relaciones íntimas con Jehová o su organización.
Como cristiano fiel siempre tenga presente que usted nunca está solo. Además, Jehová Dios está más cerca que cualquier enemigo. Y como lo expresó el salmista en el Salmo 46:1, 2: “Dios es para nosotros refugio y fuerza, una ayuda que puede hallarse prontamente durante angustias. Es por eso que no temeremos, aunque la tierra sufra cambio y aunque las montañas caigan tambaleantes en el corazón del vasto mar.”
La fraseología de este salmo parece concordar con el tiempo crucial en los días del rey Ezequías, cuando Jerusalén fue amenazada por el rey de Asiria. El rey Ezequías pudo haber pensado que estaba totalmente solo, pero se dio cuenta de que Dios es “una ayuda que puede hallarse prontamente durante angustias.” De modo que oró a Jehová, y la ciudad fue librada de su angustia. (Isa. 37:14-37) Por lo tanto, cuando los cristianos verdaderos están en angustia, ellos también pueden tener presente este salmo. A fin de hacer de Dios nuestro Refugio es preciso que huyamos a él, y para hacer esto siempre tenemos que adherirnos a sus principios justos. Confiando en él, adhiriéndonos fielmente a su organización, hacemos de Jehová nuestra Torre y Refugio seguros.—Pro. 18:10.
Todavía hay un tiempo de gran angustia adelante, cuando Gog de Magog, Satanás el Diablo, lance su ataque predicho contra nosotros como pueblo de Jehová. (Eze. 38:1, 2, 8-12) Pero nunca estamos solos, y Jehová nos ayudará a aguantar, sea que estemos incomunicados o no. Estamos determinados a permanecer firmes sin importar lo que traiga el futuro. Al debido tiempo Jehová Dios entrará en acción vigorosa contra todos sus enemigos, y permaneceremos triunfantes con su reino. Después que todo haya terminado y haya pasado la “tribulación grande,” hallaremos que Jehová ha sido nuestra pronta Ayuda, nuestra segura Altura, nuestro firme Refugio y nuestra Fuerza.
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