Reconozcamos nuestra necesidad espiritual
Los que tienen conciencia de su necesidad espiritual dicen como Pablo: “Teniendo, pues, sustento y con qué cubrirnos, estaremos contentos con estas cosas”. (1 Timoteo 6:8.) ¿Por qué? Porque la satisfacción de las necesidades espirituales es lo que lleva a la vida eterna. (Juan 17:3.)
¿Es impropio que disfrutemos de cosas buenas si contamos con el dinero para comprarlas? Quizás no. Sin embargo, nuestra espiritualidad se fortalecerá si aprendemos a no concedernos todo capricho o a no comprar algo solo porque podemos adquirirlo. De este modo conoceremos el contentamiento y la felicidad que tuvo Jesús, cuya situación económica no era la mejor desde el punto de vista del mundo. (Mateo 8:20.) Además, Pablo no reflejó infelicidad cuando escribió: “He aprendido, en cualesquiera circunstancias que esté, a ser autosuficiente. Realmente sé estar en escasez de provisiones, realmente sé tener abundancia. En toda cosa y en toda circunstancia he aprendido el secreto tanto de estar saciado como de tener hambre, tanto de tener abundancia como de padecer necesidad”. (Filipenses 4:11, 12.)
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