‘Anímense unos a otros, y tanto más al contemplar que el día se acerca.’ (HEBREOS 10:25.)
LOS que hoy participan en decir: ‘Vengan y tomen del agua de la vida’ no se aíslan. Al acercarse el gran día de la victoria de Jehová, aplican este consejo bíblico: “Considerémonos unos a otros para incitarnos al amor y a las obras excelentes, sin abandonar el reunirnos, como algunos tienen por costumbre, sino animándonos unos a otros, y tanto más al contemplar ustedes que el día se acerca”. (Hebreos 10:24, 25.)
Al profetizar sobre ese “día”, las Escrituras lo llaman “el día de Jehová”. (2 Pedro 3:10.) Puesto que Jehová es el Altísimo, el Dios que todo lo puede, ningún otro día podría jamás eclipsar su día. (Hechos 2:20.) Significa la vindicación de su soberanía como Dios sobre todo el universo. Ese día de incomparable importancia está cerca.
El apóstol Pablo dijo a los cristianos del primer siglo de nuestra era común que el día de Jehová se acercaba. Ellos anhelaban que ese día llegara, pero en aquel tiempo estaba más de 1.900 años en el futuro. (2 Tesalonicenses 2:1-3.) A pesar de eso, debían animarse porque aquel día de seguro vendría, y si los cristianos seguían adelante con firmeza en aquella fe, entrarían en aquel bendito día. (2 Timoteo 4:8.) En aquel tiempo se veía que aquel día se acercaba. En lo que tiene que ver con nosotros hoy, el día de Jehová ciertamente se ha acercado. Todos los maravillosos cumplimientos de la profecía bíblica verifican este hecho que inspira gozo. Pronto el nombre de nuestro Dios, Jehová, será santificado para toda la eternidad. (Lucas 11:2.)
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