Jesús advirtió también que, además de los placeres egoístas, pudiera ser que necesidades físicas legítimas absorbieran tanto la atención de algunos que ellos se hicieran negligentes respecto a la señal. Instó: “Presten atención a sí mismos para que sus corazones nunca lleguen a estar cargados debido a comer con exceso y beber con exceso, y por las inquietudes de la vida, y de repente esté aquel día sobre ustedes instantáneamente como un lazo. Porque vendrá sobre todos los que moran sobre la haz de toda la tierra”. (Lucas 21:34, 35.)
Por supuesto, la Biblia estimula a llevar una vida de familia feliz. (Efesios 5:24–6:4.) Frecuentemente esto requiere que el cabeza de familia tenga alguna clase de empleo o se envuelva en algún negocio para proveer lo necesario a su esposa y sus hijos. (1 Timoteo 5:8.) No obstante, sería falto de perspicacia permitir que la vida de uno girara únicamente en torno a la familia, el negocio y las posesiones materiales. Debido a este peligro, Jesús advirtió: “Así como ocurrió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del hombre: comían, bebían, los hombres se casaban, las mujeres se daban en matrimonio, hasta aquel día en que Noé entró en el arca, y llegó el diluvio y los destruyó a todos. [...] De la misma manera será en aquel día en que el Hijo del hombre ha de ser revelado”. (Lucas 17:26-30; Mateo 24:36-39.)
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