Esta pregunta la contestan tres palabras cortas que escribió el apóstol Juan: “Dios es amor” (1 Juan 4:8). El amor de Jehová se manifiesta por medio de la bondad que despliega para con nosotros. Básicamente, toda cosa buena que tenemos proviene de Él. “Toda dádiva buena y todo don perfecto es de arriba” (Santiago 1:17). Éste es el caso con relación al mundo físico del que disfrutamos, y especialmente respecto a las muchas bendiciones espirituales que han recibido los cristianos agradecidos.
Jesucristo atrajo nuestra atención a otra manifestación notable del amor de Dios, al decir: “Él [Jehová] hace salir su sol sobre inicuos y buenos y hace llover sobre justos e injustos” (Mateo 5:45). Y el amor que Jehová tiene a la humanidad en general no se limita a proveer bendiciones materiales, pues Jesús explicó: “Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que ejerce fe en él no sea destruido, sino que tenga vida eterna” (Juan 3:16). ¿Pudiera haber amor más expansivo que ése?
Este amor que Jehová expresa para con la humanidad se basa firmemente en principios. En el griego, a ese amor se le llama agape. Jehová manifiesta este amor para con los cristianos también. No obstante, su amor para con ellos tiene un matiz adicional. Cuando alguien responde al amor de Dios, Jehová expresa filía, palabra griega que significa “amistad” o “cariño”. Jesús nos asegura: “El Padre mismo les tiene cariño, porque ustedes me han tenido cariño a mí”. (Juan 16:27.)
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