Recordemos que cuando Pedro exhortó a sus lectores a tener “amor intenso unos para con otros”, también explicó por qué era tan importante: “Porque el amor cubre una multitud de pecados” (1 Pedro 4:8). ‘Cubrir’ pecados no significa encubrir faltas graves, pues estas deben ponerse en conocimiento de quienes ocupan puestos de responsabilidad en la congregación para que las atiendan (Levítico 5:1; Proverbios 29:24). Sería una gran falta de amor, además de un proceder contrario a las Escrituras, permitir que los pecadores obstinados siguieran perjudicando o lastimando a las personas inocentes (1 Corintios 5:9-13).
En la mayoría de los casos, los errores y faltas de nuestros compañeros son leves. En vista de que todos, de vez en cuando, tropezamos de palabra u obra y herimos o desilusionamos a otros, ¿deberíamos apresurarnos a divulgar los defectos de los demás? (Santiago 3:2.) Hacerlo solo produciría fricciones en la congregación (Efesios 4:1-3). Si nos regimos por el amor, no “divulgar[emos] una falta” de un compañero (Salmo 50:20). Tal como el yeso y la pintura tapan las imperfecciones de una pared, el amor cubre los defectos ajenos (Proverbios 17:9).
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