Salomón poseía riquezas y sabiduría divina en abundancia, pero vinculó la felicidad a la sabiduría, no al dinero. Dijo: “Feliz es el hombre que ha hallado sabiduría, y el hombre que consigue discernimiento, porque el tenerla como ganancia es mejor que tener la plata como ganancia; y el tenerla como producto, que el oro mismo. Es más preciosa que los corales, y todos tus otros deleites no pueden ser igualados a ella. Largura de días está en su diestra; en su siniestra hay riquezas y gloria. Sus caminos son caminos de agradabilidad, y todas sus veredas son paz. Es árbol de vida a los que se asen de ella, y los que la mantienen firmemente asida han de ser llamados felices” (Proverbios 3:13-18).
¿Por qué es la sabiduría superior a las posesiones materiales? Salomón escribió: “La sabiduría es para una protección lo mismo que el dinero es para una protección; pero la ventaja del conocimiento es que la sabiduría misma conserva vivos a sus dueños” (Eclesiastés 7:12). Mientras que el dinero proporciona a su dueño cierta medida de protección al permitirle comprar lo que necesite, la sabiduría le protege de correr riesgos que atenten contra su vida. La verdadera sabiduría no solo puede salvarle de una muerte prematura, sino que lleva a conseguir vida eterna, pues se fundamenta en un legítimo temor de Dios.
¿Por qué conduce a la felicidad la sabiduría divina? Debido a que la auténtica felicidad no procede más que de Jehová Dios. La experiencia demuestra que solo se consigue obedeciendo al Altísimo. La felicidad perdurable depende de que tengamos la aprobación de Dios (Mateo 5:3-10). Al aplicar lo que aprendemos en un estudio de la Biblia, cultivaremos “la sabiduría de arriba” (Santiago 3:17). Hacerlo así nos otorgará la felicidad que las riquezas jamás pueden traernos.
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