De la abundancia del corazón habla [la] boca (Luc. 6:45).
Lo que lo motivaba a Jesús en su ministerio era un interés sincero por el bienestar de los demás. Por ejemplo, cuando vio el lamentable estado espiritual en el que se encontraban sus hermanos judíos, se compadeció de ellos y les dijo a sus discípulos: “La mies es mucha, [...] rueguen al Amo de la mies que envíe obreros a su siega” (Mat. 9:36-38). No obstante, debemos recordar que no todos los que oyeron a Jesús respondieron a su mensaje (Mat. 23:37). Y algunos de los que sí respondieron terminaron rechazando sus enseñanzas y abandonándolo (Juan 6:66). Con todo, Jesús no llegó a la conclusión de que su mensaje no era valioso. Aunque muchas de las semillas que plantó no dieron fruto, se concentró en el bien que estaba logrando. Vio que los campos estaban blancos, listos para ser cosechados, y disfrutó participando en dicha labor (Juan 4:35, 36). Del mismo modo, nosotros deberíamos centrarnos en el potencial que tiene nuestro territorio.
Saturday, December 25
Out of the heart’s abundance [the] mouth speaks.—Luke 6:45.
Jesus was motivated in his ministry by a heartfelt concern for the welfare of others. For example, when he observed the poor spiritual condition of fellow Jews, “he felt pity for them.” He said to his disciples: “The harvest is great . . . Beg the Master of the harvest to send out workers into his harvest.” (Matt. 9:36-38) Of course, not everyone responded to Jesus’ efforts to help them. (Matt. 23:37) Some followed him for a while but then objected to his teachings and “would no longer walk with him.” (John 6:66) However, Jesus did not allow the unfavorable response of some to make him feel that his message was of no value. Although much of the seed he sowed bore no fruit, Jesus focused on the good he was doing. He saw that the fields were white for harvesting and derived great joy from helping in that harvest. (John 4:35, 36) Can we likewise focus on the potential harvest in our assigned territory?
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