La Palabra de Dios promete: “Solo un poco más de tiempo, y el inicuo ya no será [...]. Pero los mansos mismos poseerán la tierra, y verdaderamente hallarán su deleite exquisito en la abundancia de paz” (Salmo 37:10, 11). “Los justos mismos poseerán la tierra, y residirán para siempre sobre ella.” (Salmo 37:29.) “[Dios] limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor. Las cosas anteriores han pasado.” (Revelación 21:4.)
Las personas a quienes se está uniendo gracias a la adoración verdadera constituirán los primeros residentes de ese nuevo mundo. Ya han aprendido la voluntad de Dios y la están cumpliendo lo mejor que pueden. Jesús mostró la importancia de actuar así cuando dijo: “Esto significa vida eterna, el que estén adquiriendo conocimiento de ti, el único Dios verdadero, y de aquel a quien tú enviaste, Jesucristo” (Juan 17:3). El apóstol Juan, por su parte, escribió: “El mundo va pasando, y también su deseo, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre” (1 Juan 2:17).
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