Dios su Padre sabe qué cosas necesitan ustedes hasta antes que se las pidan (Mat. 6:8).
Es cierto que las oraciones sinceras de agradecimiento, alabanza y súplica son parte esencial de la adoración verdadera (Fili. 4:6). Pero no estaría bien recitar lo mismo una y otra vez pensando que a Dios le hace falta escuchar muchas veces lo que necesitamos para no olvidarlo. Recordemos que estamos hablando con Aquel que “sabe qué cosas [necesitamos] hasta antes que se las [pidamos]”. Lo que Jesús dijo sobre el gran privilegio de la oración debe recordarnos que a Dios no lo impresionan las palabras vacías o rimbombantes (Mat. 6:5-7). Algo que también debemos tener presente es que el objetivo de las oraciones públicas no es impresionar a quienes nos escuchan. Tampoco deberían ser tan largas que los hermanos empezaran a preguntarse cuánto tiempo tendrán que esperar antes de poder decir “amén”. Y aprovechar las oraciones para hacer anuncios o aconsejar a los oyentes iría contra el espíritu de las palabras del Sermón del Monte.
Friday, December 10
God your Father knows what things you are needing before ever you ask him.—Matt. 6:8.
Heartfelt prayer that includes praise, thanksgiving, and petition is an important part of true worship. (Phil. 4:6) Yet, it would be wrong for us to say the same things over and over again with the thought that repetition is necessary to tell God about our needs. When we pray, we should remember that we are addressing the One who ‘knows what we need before ever we ask him.’ Jesus’ sayings about unacceptable prayers should remind us that God is not impressed by high-sounding speech and superfluous words. (Matt. 6:5-7) We should also realize that public prayer is not an occasion to try to impress listeners or cause them to wonder how long it will be before we say “Amen.” Using prayer to make announcements or to counsel the audience would also be out of harmony with the spirit of Jesus’ sayings in the Sermon on the Mount.
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