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Monday, June 20, 2011

Jehová, el Libertador


 

 David comienza y termina el Salmo 70 suplicando con vehemencia la ayuda de Jehová, rogándole que se dé prisa, que lo libre rápidamente (léase Salmo 70:1-5). En los versículos 2 y 3 hay varias súplicas relacionadas con los enemigos de David. 

El salmista le pide a Dios que frustre los planes de aquellos que quieren matarlo y que los avergüence por su maldad. En el versículo 4, los ruegos se centran en los siervos de Dios. David pide que quienes buscan a Jehová se sientan impulsados a regocijarse y a engrandecer su nombre. 

Concluye dirigiéndole estas palabras a Jehová: “Tú eres mi ayuda y el Proveedor de escape”, o Libertador. Si nos fijamos bien, ahora David no expresa un deseo, sino una firme convicción: Dios es su ayuda, él lo salvará.
 

 ¿Qué indica el Salmo 70 sobre David? Muestra que cuando se enfrentó a sus enemigos, que deseaban verlo muerto, no quiso tomarse la justicia por su propia mano. Por el contrario, dejó que Jehová se encargara de ellos en el momento y de la manera que él quisiera (1 Sam. 26:10). 

David nunca dudó de que Jehová ayuda y libra a quienes lo buscan (Heb. 11:6). Además, siempre estuvo convencido de que los siervos de Dios tienen muchas razones para ser felices y para alabarlo hablándoles a los demás de su grandeza (Sal. 5:11; 35:27).
 

 Al igual que David, nosotros podemos estar totalmente seguros de que Jehová también es nuestro Libertador y de que podemos contar con su ayuda. Por eso, cuando nos enfrentemos a problemas angustiosos o nos sintamos desesperados, no está mal que le pidamos a Jehová que nos auxilie rápidamente (Sal. 71:12).

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