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Sunday, June 26, 2011

Veamos ahora tres razones por las que es tan importante ser íntegros.



1. Nuestra integridad y la soberanía de Jehová
 

 El derecho que tiene Jehová para gobernar no depende de que seamos íntegros. Independientemente de lo que hagan o digan sus criaturas, él es el legítimo Soberano del universo, y siempre lo será. Con todo, tanto en el cielo como en la Tierra se han lanzado graves acusaciones contra Dios y su soberanía. Por eso, su soberanía debe ser vindicada, es decir, tiene que quedar claro ante todos los seres inteligentes que Jehová es el legítimo Soberano y que siempre ejerce su autoridad de forma justa y amorosa. A los testigos de Jehová nos gusta hablar con la gente sobre la soberanía de Dios. Ahora bien, ¿cómo podemos demostrar que estamos de parte de Jehová y que lo reconocemos como nuestro Soberano? Siendo íntegros y fieles.
 

 ¿Cómo se relaciona nuestra integridad con la soberanía de Dios? Satanás sostiene que ningún ser humano apoyará dicha soberanía, que nadie servirá a Jehová por amor. Ante una gran cantidad de ángeles le dijo a Dios: “Piel en el interés de piel, y todo lo que el hombre tiene lo dará en el interés de su alma” (Job 2:4). Si nos fijamos bien, el Diablo no acusó solamente al justo Job, sino a toda la humanidad. Con razón la Biblia lo llama “el acusador de nuestros hermanos” (Rev. 12:10). Él se burla de Jehová asegurando que ningún cristiano le será fiel. Así es, Satanás afirma que cada uno de nosotros traicionará a Jehová para salvar la vida. ¿Cómo lo hace sentir a usted esa acusación? ¿No le gustaría probar que Satanás es un mentiroso? Pues puede hacerlo: siendo íntegro y fiel.
 

 En vista de lo anterior, es muy importante que tomemos buenas decisiones en nuestra vida cotidiana. ¿Recuerda las tres situaciones que planteamos al principio del artículo? ¿Cómo reaccionaría una persona íntegra en cada una de ellas? Al joven le dan ganas de responder a las provocaciones de sus compañeros, pero decide marcharse sin hacer nada, pues recuerda este mandato: “No se venguen, amados, sino cédanle lugar a la ira; porque está escrito: ‘Mía es la venganza; yo pagaré, dice Jehová’” (Rom. 12:19). 

El esposo cristiano que navega por Internet podría ponerse a mirar imágenes eróticas, pero se acuerda del principio que expresan las palabras de Job: “Un pacto he celebrado con mis ojos. Por eso, ¿cómo pudiera mostrarme atento a una virgen?” (Job 31:1). Así que decide no contemplar esas escenas inmorales y huye de ellas como si fueran veneno. La hermana que está en un grupo donde se empieza a hablar mal de alguien se acuerda de este consejo: “Cada uno de nosotros agrade a su prójimo en lo que es bueno para la edificación de este” (Rom. 15:2). Ella sabe que Jehová no aprueba ese tipo de conversación, pues no es edificante y podría dañar la reputación de la persona en cuestión. Así que en vez de seguirles la corriente a sus amigas, trata de cambiar de tema.
 

 Cada uno de estos tres cristianos demostraron por sus decisiones que reconocen a Jehová como su Soberano y que desean agradarle. Y usted, ¿hace lo mismo al tomar decisiones? Si así es, estará obedeciendo estas conmovedoras palabras que nos dirige Jehová en Proverbios 27:11: “Sé sabio, hijo mío, y regocija mi corazón, para que pueda responder al que me está desafiando con escarnio”. ¡Qué privilegio: alegrar el corazón de Dios! ¿Verdad que vale la pena esforzarse por ser personas íntegras y leales?
 

2. Jehová nos juzgará basándose en nuestra integridad
 

 Como vemos, cuando somos íntegros, estamos apoyando la soberanía de Jehová. Pero otra razón por la cual debemos ser íntegros es que Dios se basará en nuestra conducta para juzgarnos. Así lo entendía Job (léase Job 31:6). Él sabía que Jehová pesa a las personas en una “balanza exacta”, es decir, que con su justicia perfecta determina si son íntegras. David expresó una idea parecida: “Jehová mismo pronunciará sentencia sobre los pueblos. Júzgame, oh Jehová, conforme a mi justicia, y conforme a mi integridad en mí. [...] Dios como justo está poniendo a prueba corazón y riñones” (Sal. 7:8, 9).

Sabemos que Dios puede observar lo que hay en lo más recóndito de nuestro ser, en el corazón y los riñones simbólicos. Nunca olvidemos, pues, en qué se fija Jehová: como dijo David, se fija en nuestra integridad y nos juzga basándose en ella.
 

 Imaginémonos a Jehová examinando el corazón de los miles de millones de habitantes de la Tierra (1 Cró. 28:9). ¿Verdad que encuentra pocas personas que le son leales? Recordemos que aunque somos imperfectos, podemos estar entre esas personas. 

Al igual que Job y David, tenemos buenas razones para confiar en que Jehová nos considera íntegros a pesar de nuestros defectos. Después de todo, el que alguien sea perfecto no garantiza que será íntegro. En la historia solo ha habido tres seres humanos perfectos, y dos de ellos, Adán y Eva, fueron desleales. En cambio, millones de personas imperfectas han logrado servir lealmente a Jehová. Y usted también puede hacerlo.
 

3. La integridad es vital para ver cumplida nuestra esperanza
 

 Puesto que Jehová nos juzgará según nuestra conducta, es vital que seamos íntegros; solo así tendremos esperanza para el futuro. David entendía muy bien esta verdad (léase Salmo 41:12). Él abrigaba la esperanza de contar con el favor divino por toda la eternidad. Al igual que los cristianos verdaderos de la actualidad, David esperaba vivir para siempre sirviendo a Dios y acercándose cada vez más a él. Sabía que si se mantenía íntegro, se cumplirían sus expectativas. Si nosotros somos leales a Jehová, también podemos contar con su apoyo, guía y bendición.
 

 Incluso hoy día la esperanza nos ayuda a ser felices. Puede darnos el gozo que necesitamos para afrontar las dificultades y también puede proteger nuestra mente. Recordemos que la Biblia compara la esperanza a un yelmo o casco (1 Tes. 5:8). Tal como el casco protege la cabeza del soldado, la esperanza protege nuestra mente de las ideas negativas y pesimistas que promueve Satanás mediante este viejo mundo. Sin esperanza, la vida pierde sentido. 

Así que hacemos bien en examinarnos honradamente para ver si somos personas íntegras y si nuestra esperanza está viva. Jamás olvidemos que al ser íntegros, apoyamos la soberanía de Jehová y protegemos nuestra maravillosa esperanza. ¡Seamos siempre personas íntegras y leales a Dios!

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