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Friday, June 10, 2011

“No está muy lejos de cada uno de nosotros”


Hechos 17:24-27
 

COMPARADOS con la inmensidad del universo, los seres humanos somos insignificantes. En vista de eso, quizás usted se haya preguntado si podemos tener una relación estrecha con el Creador todopoderoso. 

A decir verdad, eso solo sería posible si Dios, cuyo nombre es Jehová, deseara que nos acercáramos a él. 

¿Tiene él ese deseo? La alentadora respuesta se halla en las elocuentes palabras que el apóstol Pablo dirigió a ciertos pensadores de Atenas, las cuales podemos leer en Hechos 17:24-27. Fíjese en cuatro cosas que 
Pablo enseñó respecto a Jehová.
 

En primer lugar, el apóstol señaló que Dios “hizo el mundo y todas las cosas que hay en él” (versículo 24). Sin duda, la belleza y la variedad de sus creaciones —que tanto nos alegran la vida— son prueba de la consideración y el amor de nuestro Creador (Romanos 1:20). Así que sería absurdo pensar que un Dios tan bueno quisiera mantenerse alejado de quienes son objeto de su amor, ¿no le parece?
 

Aparte de esto, Jehová “da a toda persona vida y aliento y todas las cosas” (versículo 25). En efecto, él es quien sustenta la vida (Salmo 36:9). El aire, el agua y el alimento —tan esenciales para los seres vivos— son dádivas de nuestro Creador (Santiago 1:17). ¿Es razonable creer que un Dios tan generoso se mantendría alejado, negándonos así la enorme dicha de conocerlo y de acercarnos a él?
 

En tercer lugar, Jehová Dios “hizo de un solo hombre toda nación de hombres” (versículo 26). Él es imparcial y está libre de toda clase de prejuicios (Hechos 10:34). Y no podría ser de otra manera, pues él creó a Adán, el “solo hombre” del que proceden todas las naciones y razas. Por ello, su “voluntad es que hombres de toda clase se salven” (1 Timoteo 2:4). Eso significa que la oportunidad de acercarnos a Dios está al alcance de todos nosotros, sin importar nuestro color de piel, nacionalidad o etnia.
 

Por último, Pablo expone este hecho reconfortante en cuanto a Jehová: “No está muy lejos de cada uno de nosotros” (versículo 27). Aunque su grandeza es sublime, quienes sinceramente desean acercarse a él siempre pueden hacerlo. Su Palabra nos garantiza que él no está lejos, sino “cerca de todos los que lo invocan” (Salmo 145:18).
 

Las palabras de Pablo a aquellos atenienses indican claramente que Dios desea que nos acerquemos a él. 

Con todo, las únicas personas a las que él concede tal intimidad son las que, como Pablo dijo, están dispuestas a ‘buscarlo’, e incluso a ‘buscarlo a tientas’ (versículo 27). ¿Qué significan estas expresiones? Una obra de consulta para traductores de la Biblia señala que “se cree que ambos verbos expresan una posibilidad o un deseo que se pueden alcanzar”. Pongamos un ejemplo. Imagínese que usted está a oscuras en una habitación que conoce bien. Aunque quizá tenga que buscar a tientas la puerta o el interruptor de la luz, está seguro de que están ahí y de que, por tanto, los encontrará. Del mismo modo, si con sinceridad buscamos a Dios, aun a tientas, podemos estar seguros de que él recompensará nuestros esfuerzos. 

“Verdaderamente lo halla[remos]”, nos asegura Pablo (versículo 27).
 

¿Desea usted estar cerca de Dios? Si con fe empieza a ‘buscarlo’, aun cuando lo haga “a tientas”, no quedará defraudado. Hallar a Jehová no es difícil, pues él “no está muy lejos de cada uno de nosotros”.

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