“En unidad los pondré, como rebaño en el aprisco.” (MIQ. 2:12)
EL SALMISTA exclamó: “¡Cuántas son tus obras, oh Jehová! Con sabiduría las has hecho todas. La tierra está llena de tus producciones” (Sal. 104:24). En efecto, la sabiduría divina se percibe con claridad en las relaciones existentes entre los millones de seres vivos, como las plantas, las bacterias, los insectos y otros animales, que conforman la complejísima red de la vida.
Se observa igualmente en el cuerpo humano, donde miles de sistemas —desde los diminutos mecanismos moleculares de las células hasta los órganos vitales— trabajan en armonía para que podamos disfrutar de una vida sana y plena.
Jehová también creó a los seres humanos —con su gran variedad de rasgos físicos, personalidades y aptitudes— para que dependieran unos de otros. Además, los hizo a su imagen, dotándolos de cualidades que les permitieran cooperar entre sí (Gén. 1:27; 2:18). Desafortunadamente, la humanidad en general está alejada de Dios y nunca ha logrado vivir en unidad (1 Juan 5:19).
Por eso, en el siglo primero debió de haber parecido todo un milagro que en la congregación cristiana reinara la armonía a pesar de estar compuesta por personas tan diversas como distinguidas damas griegas, judíos instruidos, esclavos y ex adoradores de ídolos (Hech. 13:1; 17:4; 1 Tes. 1:9; 1 Tim. 6:1).
La religión verdadera hace posible que trabajemos con la misma armonía que las diversas partes del cuerpo (léase 1 Corintios 12:12, 13).
¿Por qué no ver las Escrituras aquí?
BIBLIA EN LINEA
No comments:
Post a Comment