Las personas íntegras nunca actúan de forma sinuosa o retorcida (léase Proverbios 3:31-33). Job dijo: “Si he andado con hombres de mentira, y mi pie se apresura al engaño, [Jehová] me pesará en balanza exacta, y [...] llegará a conocer mi integridad” (Job 31:5, 6).
Como vemos, Dios evalúa a la humanidad en su “balanza exacta”. Al igual que en el caso de Job, mide la lealtad de sus siervos de acuerdo con su norma perfecta de justicia.
Si recurriéramos a engaños y manipulaciones, no podríamos considerarnos cristianos leales, pues Dios nos exige que renunciemos “a las cosas solapadas de las cuales hay que avergonzarse” y que no actuemos “con astucia” (2 Cor. 4:1, 2). Pero ¿qué pasaría si perjudicáramos a un hermano con nuestras palabras o acciones engañosas?
Podría ser que él le pidiera ayuda a Jehová, como hizo el salmista, quien exclamó: “A Jehová clamé en la angustia mía, y él procedió a responderme. Oh Jehová, de veras libra mi alma de los labios falsos, de la lengua mañosa” (Sal. 120:1, 2).
Nuestra conducta nos colocaría en una situación muy comprometida. No olvidemos que Dios examina el “corazón y [los] riñones”, o sea, lo más profundo de nuestro ser, para determinar si realmente le somos leales (Sal. 7:8, 9).
¿Por qué no ver las Escrituras aquí?
BIBLIA EN LINEA
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