Examining the Bible Scriptures Daily, Such instructions gave Jesus ‘the tongue of the taught ones’ so that he would ‘know how to answer the tired one with a word.’ (Isa. 30:20; 50:4; Matt. 11:28-30) Being awakened to timely counsel from the Word of God each morning will not only help you to cope with your own problems but also equip you with ‘the tongue of the taught ones’ to help others.”
Friday, July 8, 2011
Jesús temía a Dios
Si así es, considere lo que significa ser cristiano. Según la Biblia, ser cristiano envuelve el seguir con sumo cuidado y atención los pasos de Jesucristo. (1 Pedro 2:21.) Pues bien, aunque no hay duda de que Jesús amaba a Dios, la Biblia muestra claramente que también le temía. Isaías, refiriéndose proféticamente a Jesús, dijo que él tendría “el espíritu de conocimiento y del temor de Jehová”. (Isaías 11:2.) Sin embargo, un dato interesante es que este temor no fue una carga para Jesús. No debemos pensar que es un temor como el de un niño que teme a un padre cruel, o como el de una población a la que aterroriza un gobernante opresivo. De hecho, Isaías también profetizó sobre Jesús: “Habrá disfrute por él en el temor de Jehová”. (Isaías 11:3.)
¿Cómo puede uno disfrutar de temer a alguien?
La realidad es que en la Biblia la palabra “temor” tiene varios matices de significado. Hay el temor o pavor físico que nos afecta cuando alguien quiere hacernos daño. Por ejemplo: los ejércitos israelitas le “tenían muchísimo miedo” a Goliat. (1 Samuel 17:23, 24.) También hay el temor a lo que nos sorprende inesperadamente o a lo que desconocemos, como el que sintió Zacarías cuando de súbito se vio frente al ángel de Jehová en el templo. (Lucas 1:11, 12.) Sin embargo, el temor de Jesús a su Padre no era como ninguno de esos temores.
Más bien, las palabras bíblicas originales para “temor” que se usaron en hebreo y en griego suelen referirse a profundo respeto o profunda reverencia a Dios. Esa era la clase de temor piadoso que tenía Jesús y que el ángel anima a toda persona a cultivar hoy. Esta respetuosa reverencia, o temor, se nos arraiga en el corazón cuando meditamos en el poder de Jehová y lo comparamos con lo absolutamente insignificantes que somos.
Crece cuando contemplamos las magníficas y poderosas obras de Dios, y también se desarrolla cuando recordamos, con devoción, que él es el Juez Supremo, y puede tanto dar vida como castigar con muerte eterna.
Ese temor es vital, porque impide que cometamos males y, por decirlo así, tomemos a Dios por sentado. Nos lleva a evitar la actitud del que se dice: ‘Dios me perdonará, porque sabe que soy débil’, cuando nos hallamos frente a una tentación y quizás preferiríamos rendirnos a pelear. Como nos dice Proverbios 8:13: “El temor de Jehová significa odiar lo malo”. Y Proverbios 16:6 añade: “En el temor de Jehová uno se aparta de lo malo”. Adán y Eva no manifestaron este temor propio y sano a Jehová, pues le desobedecieron. ¿Y qué les pasó como resultado? Sintieron otro temor, de índole negativa, y se escondieron de Su presencia. Adán dijo: “Oí tu voz en el jardín, pero tuve miedo”. (Génesis 3:10.)
A diferencia de Adán y Eva, Job permaneció fiel a Jehová a pesar de las pruebas más severas. ¿Por qué? Jehová mismo dijo que Job era ‘un hombre que le temía y por eso se apartaba del mal’. (Job 1:8; 2:3.) Hoy, ¡debemos asegurarnos de que Jehová pueda decir lo mismo de nosotros! El temor a Dios es apropiado, y debe ser parte de nuestro pensar.
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