1 Sam. 16:7—1 Sam. 16:7

Jueves 1 de septiembre
El simple hombre ve lo que aparece a los ojos; pero en cuanto a Jehová, él ve lo que es el corazón (1 Sam. 16:7).
El profeta Samuel tenía ante sí a un joven pastor de apariencia insignificante. ¿Cómo iba a ser rey ese muchacho? Sin embargo, Jehová podía ver el corazón de David, y lo que veía le agradaba mucho. Para él, lo importante no es el exterior de la persona, sino el interior. Por eso, cuando Samuel se dio cuenta de que Jehová no había elegido a ninguno de los hijos de Jesé que estaban en su casa, mandó traer al más joven, que se encontraba pastoreando los rebaños de su padre. El relato dice: “Por consiguiente, [Jesé] envió y lo hizo venir. Ahora bien, [David] era rubicundo, un joven de hermosos ojos y gallarda apariencia. Entonces dijo Jehová: ‘¡Levántate, úngelo, porque este es!’. Por lo tanto Samuel tomó el cuerno de aceite y lo ungió en medio de sus hermanos. Y el espíritu de Jehová empezó a entrar en operación sobre David desde aquel día en adelante” (1 Sam. 16:12, 13).

Thursday, September 1
Mere man sees what appears to the eyes; but as for Jehovah, he sees what the heart is.—1 Sam. 16:7.
He did not look like a king. Rather, to the prophet Samuel, he appeared to be nothing more than a young shepherd boy. Yet, God could discern David’s heart condition, and it was pleasing to him. With God, it is not the mere outward appearance that matters; it is what a person really is on the inside. So when Samuel learned that Jehovah had not chosen any of the seven older sons of Jesse, he asked that the youngest be brought in from the pastures. The account says: “Accordingly [Jesse] sent and had [David] come. Now he was ruddy, a young man with beautiful eyes and handsome in appearance. Then Jehovah said: ‘Get up, anoint him, for this is he!’ Accordingly Samuel took the horn of oil and anointed him in the midst of his brothers. And the spirit of Jehovah began to be operative upon David from that day forward.”—1 Sam. 16:12, 13.