Pages

Thursday, September 8, 2011

Jesús y sus discípulos dieron a conocer el nombre divino


En una oración a su Padre, Jesús declaró: “He dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer” (Juan 17:26). 

A juzgar por estas palabras, es lógico concluir que Jesús pronunciaba el nombre divino cada vez que leía, citaba o explicaba porciones de las Escrituras Hebreas en las que aparecía dicho nombre. Sin duda, debió usarlo en su ministerio con tanta frecuencia y naturalidad como lo hicieron los profetas de tiempos anteriores.

Aun si en aquel entonces ya había judíos que no pronunciaban el nombre de Dios, es obvio que Jesús no pudo ser uno de los que seguían esa tradición. A fin de cuentas, él criticó duramente a los líderes religiosos que habían “invalidado la palabra de Dios a causa de su tradición” (Mateo 15:6).
 

Sus discípulos fieles continuaron dando a conocer el nombre divino después de que él muriera y resucitara (véase el recuadro “¿Empleaban los primeros cristianos el nombre de Dios?”). De hecho, en el Pentecostés del año 33 de nuestra era —precisamente el día en que se formó la congregación cristiana—, el apóstol Pedro citó una profecía de Joel en un discurso dirigido a judíos y conversos. Dijo: “Todo el que invoque el nombre de Jehová será salvo” (Hechos 2:21; Joel 2:32). 

Estos primeros cristianos dieron a conocer el nombre de Jehová y sus propósitos a gente de todas partes. Eso explica las palabras del discípulo Santiago durante una reunión de los apóstoles y los ancianos de Jerusalén: “Dios [...] dirigió su atención a las naciones para sacar de entre ellas un pueblo para su nombre” (Hechos 15:14).
 

Con todo, el principal enemigo del nombre de Dios no se rindió. Tras la muerte de los apóstoles, Satanás comenzó de inmediato a sembrar la semilla de la apostasía, es decir, a corromper las enseñanzas cristianas (Mateo 13:38, 39; 2 Pedro 2:1). 

Pongamos por caso a Justino Mártir, quien nació más o menos alrededor de la fecha en que murió Juan, el último de los apóstoles. Aunque afirmaba ser cristiano, repetía constantemente en sus obras que Dios, quien nos da todas las cosas, “por ningún nombre [propio] puede ser nombrado”.
 

Además, todo indica que cuando se empezaron a hacer copias de las Escrituras Griegas, los cristianos apóstatas sustituyeron el nombre de Jehová por Kýrios, el equivalente griego para “Señor”. Algo parecido sucedió con las Escrituras Hebreas. 

Como ya no leían el nombre divino en alto, los escribas judíos apóstatas lo reemplazaron en más de ciento treinta ocasiones por el término hebreo ʼAdhonái. Hasta la prestigiosa Vulgata, la traducción bíblica al latín que Jerónimo terminó en el año 405, omitió el nombre de Dios.




¿Por qué no ver las Escrituras aquí?   
 
BIBLIA EN LINEA 
 
 
 

No comments:

Post a Comment

Twitter

Followers

Weather

About Me

My photo
Christian view the Bible as the inspired Word of God, absolute truth, beneficial for teaching and disciplining mankind.