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Saturday, May 21, 2011

El tomate: “verdura” de múltiples usos



 

“¡NO SÉ qué haría sin los tomates!”, exclama un ama de casa de Italia. Y su sentir encuentra eco en incontables cocineros del mundo entero. Ciertamente, el tomate (llamado jitomate en México) forma parte de muchas culturas culinarias y es el cultivo predilecto de los huertos familiares. Ahora bien, ¿es una verdura, o una fruta?
 

En estrictos términos botánicos, al tratarse de una baya con semillas, el tomate debe clasificarse como fruta. 

Lo que ocurre es que casi toda la gente lo considera una verdura porque suele comerse con el plato principal. Sea como fuere, este sabroso alimento tiene un pasado muy interesante.
Su pintoresco pasado
 

En México, los aztecas cultivaron el tomate para alimento. A principios del siglo XVI, los conquistadores lo llevaron consigo a su regreso a España, y con él su nombre náhuatl, tomatl, origen del término actual tomate. 

El consumo de esta nueva delicia no tardó en difundirse por los enclaves españoles de Italia, el norte de África y el Oriente Medio.
 

Aquel mismo siglo, la tomatera llegó al norte de Europa; sin embargo, como en un principio se pensaba que era venenosa, se dejó como arbusto ornamental. Es cierto que pertenece a la misma familia botánica que la peligrosa belladona, y que tanto sus olorosas hojas como sus tallos son tóxicos, pero el fruto es totalmente inofensivo.
 

Parece que las primeras variedades que arribaron a Europa eran amarillas, pues los italianos llamaron a la novedad pomodoro (manzana dorada). Los ingleses primero la denominaron tomate, y después, tomato, aunque también la conocieron como love apple (manzana del amor). Pasado el tiempo, cruzó de nuevo el océano Atlántico, partiendo de Europa con rumbo a Estados Unidos, donde se consolidó como parte importante de la dieta en el siglo XIX.
 

Variedad y popularidad sobresalientes
 

Pregúntele a cualquiera de qué color son los tomates y es casi seguro que le dirá: “Rojos”. Pero ¿sabía que los hay de colores diversos: amarillos, anaranjados, rosados, violetas, cafés, blancos, verdes, y algunos hasta rayados? Tampoco son todos redondos; algunos están aplanados, y otros tienen forma de ciruela o de pera. 

Los hay tan pequeños como un garbanzo y tan grandes como un puño cerrado.
 

Esta popular hortaliza se cultiva desde países situados muy al norte, como Islandia, hasta otros localizados muy al sur, como Nueva Zelanda. Los principales productores son Estados Unidos y las naciones mediterráneas de Europa. En climas fríos, su producción depende de los invernaderos, y en las regiones áridas, del cultivo hidropónico, es decir, el que no emplea tierra, sino soluciones de nutrientes.
 

El tomate es el cultivo favorito del horticultor aficionado: no es complicado cuidarlo y unas cuantas matas dan suficiente producto para una familia pequeña. Si el espacio del que se dispone es limitado, conviene buscar variedades especialmente acondicionadas para patios y jardineras.
 

Recomendaciones y beneficios
 

No guarde los tomates en el refrigerador, pues el frío perjudica su sabor. Para que maduren más rápido, puede colocarlos cerca de una ventana con luz. También puede dejarlos a temperatura ambiente varios días junto con otro tomate maduro o una banana dentro de un recipiente hondo o de una bolsa de papel cerrada.
 

El tomate es bueno para la salud. Contiene vitaminas A, C y E, así como potasio, calcio y sales minerales. También se ha descubierto que es rico en licopeno, potente antioxidante que al parecer reduce el riesgo de padecer ciertas afecciones, como el cáncer y las enfermedades del corazón. Está compuesto de agua entre un 93 y un 95%, además de que es muy bajo en calorías, una buena noticia para quienes vigilan el peso.
 

Deliciosamente adaptable
 

Al ir de compras, ¿qué tipo de tomate escogerá? El típico tomate rojo sirve para ensaladas, sopas y salsas. 

El pequeño llamado cereza —sea rojo, anaranjado o amarillo— sabe delicioso crudo, pues es muy dulce por su alto contenido de azúcar. Si prepara pizza o pasta, su mejor opción sería el tomate pera, de consistencia firme, mientras que el enorme valenciano será ideal para hacerlo relleno o al horno. Y con el verde, que a veces presenta unas rayas peculiares, se prepara una salsa riquísima. Efectivamente, el sabor y el color distintivos de esta hortaliza dan realce a una enorme variedad de deliciosos platos de verduras, huevos, pasta, carne o pescado. Si no puede conseguir tomates frescos, tenga la seguridad de que en la tienda los hallará en una amplia gama de conservas.
 

Claro está, cada cocinero tiene sus propias recetas, pero de seguro querrá probar las sugerencias que le presentamos a continuación.
 

1. Confeccione un rápido y colorido aperitivo con rebanadas de tomate traslapadas, mozzarella y aguacate (palta). Rocíe con aderezo de aceite de oliva y pimienta negra, y adorne con hojas de albahaca.
 

2. Haga una ensalada griega mezclando trocitos de tomate, pepino y queso feta con aceitunas negras y rodajas de cebolla roja. Sazone con sal y pimienta, y sirva con aderezo de aceite de oliva y jugo de limón.
 

3. Para preparar una ensalada mexicana, corte tomate, cebolla y chiles verdes en trocitos, añádales cilantro y mezcle todo con un poco de jugo de limón.
 

4. Si desea una sencilla pero deliciosa salsa para acompañar pastas, vacíe el contenido de una lata de tomates troceados en una cacerola o sartén con una pizca de azúcar (o ketchup), un chorrito de aceite de oliva, un diente de ajo molido, algunas hierbas (como albahaca, laurel y orégano), sal y pimienta. Caliente la mezcla hasta el primer hervor y déjela a fuego lento por unos veinte minutos hasta que espese. Cubra con ella la pasta ya cocida y escurrida.
 

Esta “verdura” de múltiples usos es tan solo un ejemplo de la maravillosa variedad de alimentos creados para nuestro consumo.

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