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Sunday, May 29, 2011

La fe nos motiva a actuar


 

“Contemplas que [la] fe [de Abrahán] obró junto con sus obras, y por sus obras su fe fue perfeccionada.” (SANTIAGO 2:22.)
 

MUCHAS personas dicen que tienen fe en Dios. Pero la fe que solo se expresa con los labios está inerte como un cadáver. “La fe, si no tiene obras, está muerta en sí misma”, escribió el discípulo Santiago. También dijo que Abrahán, hombre temeroso de Dios, tuvo fe que “obró junto con sus obras”. (Santiago 2:17, 22.) 

¿Qué significado tienen estas palabras para nosotros?
 

 Si tenemos verdadera fe, no solo creeremos lo que oímos en las reuniones cristianas. Evidenciaremos nuestra fe siendo testigos activos de Jehová. Sí, la fe hará que observemos la Palabra de Dios en nuestra vida y nos motivará a actuar.
 

El favoritismo no es compatible con la fe
 

 Si tenemos una fe genuina en Dios y en Cristo, no mostraremos favoritismo. (Santiago 2:1-4.) Algunos cristianos a los que Santiago escribió no actuaban con la imparcialidad que se requiere de los cristianos verdaderos. (Romanos 2:11.) Por ello, Santiago pregunta: “Ustedes no tienen la fe de nuestro Señor Jesucristo, nuestra gloria, con actos de favoritismo, ¿verdad?”. Se debía recibir bien tanto al incrédulo rico que acudía a una reunión con anillos de oro y ropa espléndida como al no creyente “pobre con ropa sucia”; sin embargo, se daba un trato especial a los ricos. Les ofrecían los asientos “en un lugar excelente”, mientras que a los no creyentes pobres se les hacía estar de pie o sentarse en el suelo a los pies de otra persona.
 

 Jehová proveyó el sacrificio de rescate de Jesucristo tanto para los ricos como para los pobres. (2 Corintios 5:14.) Por lo tanto, si favoreciéramos a los ricos, supondría una desviación de la fe de Cristo, quien ‘se hizo pobre para que nos hiciéramos ricos mediante su pobreza’. (2 Corintios 8:9.) No evaluemos nunca a la gente de ese modo ni la honremos con el motivo impropio. Dios no es parcial, y si nosotros lo fuéramos, estaríamos ‘dictando fallos inicuos’. (Job 34:19.) Si deseamos agradar a Dios, no sucumbiremos a la tentación de mostrar favoritismo o de ‘admirar personalidades para nuestro propio provecho’. (Judas 4, 16.)
 

 Santiago indica quiénes son verdaderamente ricos y exhorta a amar a todos con imparcialidad. (Santiago 2:5-9.) ‘Dios escogió a los pobres para que sean ricos en fe y herederos del reino.’ Es así porque los pobres suelen responder mejor al mensaje de las buenas nuevas. (1 Corintios 1:26-29.) La clase rica materialmente oprime a la gente en lo que tiene que ver con deudas, salarios y causas legales. Habla mal de Cristo y nos persigue por llevar su nombre. No obstante, debemos estar resueltos a obedecer “la ley real”, que exige que amemos al prójimo, sea este rico o pobre. (Levítico 19:18; Mateo 22:37-40.) Como así lo manda Dios, mostrar favoritismo es ‘obrar un pecado’.
 

‘La misericordia se alboroza sobre el juicio’
 

 Si no tenemos misericordia y mostramos favoritismo, transgredimos la ley. (Santiago 2:10-13.) Al dar un paso en falso en este punto, nos hacemos ofensores respecto a todas las leyes de Dios. Los israelitas que no cometían adulterio pero eran ladrones, transgredían igualmente la Ley mosaica. Como cristianos, se nos juzga según “la ley de un pueblo libre”, el Israel espiritual con quien se ha celebrado un nuevo pacto y tiene escrita la ley en el corazón. (Jeremías 31:31-33.)
 

 Si afirmamos tener fe, pero seguimos mostrando favoritismo, nos hallamos en peligro. A aquellos que no tienen amor ni misericordia se les hará el juicio sin misericordia. (Mateo 7:1, 2.) Santiago dice: “La misericordia se alboroza triunfalmente sobre el juicio”. Si aceptamos la guía del espíritu santo de Jehová y tratamos siempre a los demás con misericordia, no se nos condenará cuando se nos juzgue. Por el contrario, se nos tendrá misericordia y así esta triunfará sobre la justicia estricta o el juicio adverso.

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