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Tuesday, March 22, 2011

Expulsados del Paraíso


 

Un ángel rebelde convence a Adán y Eva para que desobedezcan a Dios. Aparecen el pecado y la muerte
 

MUCHO antes de que existieran los seres humanos, Dios creó a los ángeles, unos espíritus invisibles. Uno de ellos —al que luego se llamó Satanás o el Diablo— se rebeló y engañó a Eva para que comiera del único árbol que Dios había prohibido.
 

Satanás hizo que una serpiente le hablara a Eva y le diera a entender que ella y su esposo se estaban perdiendo algo bueno por culpa de Dios. También le dijo que si comían del fruto prohibido no morirían; de este modo insinuó que Dios les había mentido. 

El Diablo les pintó la situación de color de rosa, afirmando que si desobedecían a Dios conseguirían un conocimiento especial y podrían hacer lo que quisieran. Pero todo era una gran mentira: la primera de la historia. En realidad, aquel impostor estaba planteando las siguientes cuestiones: ¿Tiene Dios el derecho de gobernar el universo? ¿Son justas sus normas? ¿Conviene obedecerlas?
 

Eva cayó en la trampa. Comenzó a desear el fruto, y terminó comiendo de él. Luego se lo ofreció a su esposo, y él también lo probó. Aunque pareciera algo sin importancia, aquello fue un acto de rebelión, un pecado. Ellos sabían exactamente lo que hacían: estaban rechazando la autoridad de su Creador, quien les había dado todo lo que tenían, incluso su vida perfecta.
 

Dios pidió cuentas a los rebeldes por lo que habían hecho. Primero predijo que, en el futuro, un enviado suyo —la Descendencia prometida— destruiría a la serpiente, o sea, a Satanás. Después condenó a muerte a Adán y Eva, pero tuvo misericordia de los hijos que ellos tendrían y aplazó la ejecución. 

¿Qué esperanza tendrían estos? Jehová prometió que su enviado borraría las trágicas consecuencias de la rebelión de Edén. 

Pero ¿quién sería este Salvador, y cómo cumpliría el propósito para el cual Dios lo enviaría? La respuesta fue aclarándose con el paso del tiempo, a medida que fue escribiéndose la Biblia.
 

Finalmente, Dios echó del Paraíso a Adán y Eva. Fuera del jardín, tendrían que ganarse el sustento trabajando la tierra con muchísimo esfuerzo. Fue entonces cuando Eva dio a luz a su primer hijo, Caín. Más tarde, Adán y Eva tuvieron más hijos e hijas, entre ellos Abel, y también Set, antepasado de Noé.
 

(Basado en los capítulos 3 a 5 de Génesis y Revelación 12:9.)


Él te magullará en la cabeza y tú le magullarás en el talón.” (Génesis 3:15)
 


 

IMPERFECCIÓN Y MUERTE
 

  Adán y Eva habían sido creados perfectos, con la posibilidad de vivir en el Paraíso y no tener que morir nunca. Pero al rebelarse, cometieron un pecado y perdieron la perfección y su hermosa relación con la Fuente de la vida, Jehová. Tanto ellos como sus descendientes, quienes heredarían la imperfección, tendrían siempre tendencia a pecar y estarían condenados a morir (Romanos 5:12).

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