Examining the Bible Scriptures Daily, Such instructions gave Jesus ‘the tongue of the taught ones’ so that he would ‘know how to answer the tired one with a word.’ (Isa. 30:20; 50:4; Matt. 11:28-30) Being awakened to timely counsel from the Word of God each morning will not only help you to cope with your own problems but also equip you with ‘the tongue of the taught ones’ to help others.”
Saturday, March 26, 2011
La verdad y la falsedad: un conflicto fundamental
Al principio de la historia humana, todo se cimentaba en la verdad. Nadie tergiversaba los hechos ni manipulaba o falseaba la verdad. Jehová, el Creador, es “el Dios de la verdad”. Su palabra es la verdad; él no puede mentir, y condena la mentira y a los mentirosos (Salmo 31:5; Juan 17:17; Tito 1:2).
¿De dónde surgió entonces la falsedad? La respuesta a esta pregunta la proporcionó Jesucristo cuando, con toda autoridad, dirigió estas palabras a sus adversarios religiosos, que procuraban matarlo: “Ustedes proceden de su padre el Diablo, y quieren hacer los deseos de su padre. Ese era homicida cuando principió, y no permaneció firme en la verdad, porque la verdad no está en él. Cuando habla la mentira, habla según su propia disposición, porque es mentiroso y el padre de la mentira” (Juan 8:44).
Es obvio que Jesús se estaba refiriendo a lo sucedido en el jardín de Edén, cuando Satanás indujo a nuestros primeros padres a desobedecer a Dios, y con ello los esclavizó al pecado y la muerte (Génesis 3:1-5; Romanos 5:12).
Jesús dijo sin rodeos que Satanás era “el padre de la mentira”, el que dio origen a todo tipo de falsedad. Satanás sigue siendo el principal defensor de la falsedad y “está extraviando a toda la tierra habitada”. Él tiene gran parte de la culpa por los males que experimenta hoy día la humanidad a causa de tanta mentira (Revelación [Apocalipsis] 12:9).
El conflicto fundamental entre la verdad y la falsedad, iniciado por el Diablo, sigue vigente hoy día. Está presente en todos los niveles sociales y afecta a todo ser humano. Con su modo de vivir, uno indica si está a favor de la verdad o de la falsedad. Quienes se ponen de parte de Dios basan su vida en la verdad de la Palabra de Dios, la Biblia. Cualquiera que no ande por el camino de la verdad, cae, a sabiendas o no, en las garras de Satanás, pues “el mundo entero yace en el poder del inicuo” (1 Juan 5:19; Mateo 7:13, 14).
¿Por qué se tiende tanto a mentir?
El hecho de que “el mundo entero” esté bajo el poder de Satanás explica por qué mienten muchas personas. Pero tal vez nos preguntemos qué impulsó a Satanás a convertirse en “el padre de la mentira”. Él sabía que Jehová es el Soberano legítimo de todo lo que ha creado, incluidos nuestros primeros padres. Pero él deseaba ocupar ese puesto tan elevado y exclusivo, aunque no le correspondía. Movido por la codicia y la ambición egoísta, tramó usurpar el puesto de Jehová. Y para conseguirlo, recurrió a la mentira y el engaño (1 Timoteo 3:6).
¿Y hoy día? ¿No es cierto que los principales factores que impulsan a muchas personas a mentir siguen siendo la codicia y la ambición egoísta? El codicioso mundo de los negocios, la política corrupta y la religión falsa están plagados de engaño, falsedad, manipulación y fraude. ¿Por qué? Se debe a que las personas, muchas veces movidas por la ambición y la codicia, quieren abrirse camino en la vida o conseguir riquezas, poder o una posición que no les corresponde, ¿no es verdad? El sabio rey Salomón del antiguo Israel advirtió: “El que se apresura a ganar riquezas no permanecerá inocente” (Proverbios 28:20). Y el apóstol Pablo escribió: “El amor al dinero es raíz de toda suerte de cosas perjudiciales” (1 Timoteo 6:10). No hay duda de que lo mismo podría decirse del afán desmedido por conseguir poder o cierta posición en la vida.
Otro factor que induce a mentir es el temor, el temor a las consecuencias o a lo que otros puedan pensar si se dice la verdad.
Es natural que uno desee caer bien a los demás y que lo acepten. Pero debido a este deseo, algunos llegan a tergiversar la verdad, aunque solo sea un poco, para encubrir deficiencias, esconder detalles que no hablan bien de uno o sencillamente para dejar una buena impresión. Como bien dijo Salomón: “El temblar ante los hombres es lo que tiende un lazo, pero el que confía en Jehová será protegido” (Proverbios 29:25).
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