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Friday, March 18, 2011

¿Quién es Jesucristo?



“INCLUSO muchas personas que no son cristianas creen que Él fue un sabio y un gran maestro. No cabe duda de que fue una de las personas más influyentes de todos los tiempos.” (The World Book Encyclopedia.) 

¿De quién se trata? De Jesucristo, el fundador del cristianismo. ¿Sabe usted quién es? ¿Influye en su vida de algún modo?
 

Los sucesos del ministerio de Jesús están recogidos en cuatro obras históricas de la Biblia denominadas Evangelios. ¿Hasta qué punto son auténticos? Tras analizarlos, el famoso historiador Will Durant escribió: “El que unos pocos hombres sencillos hubiesen podido, en una generación, haber inventado una personalidad tan poderosa y atractiva, una ética tan elevada y una concepción tan confortadora de la hermandad humana, sería un milagro mucho más increíble que cualquiera de los consignados en los Evangelios”.
 

No obstante, para millones de personas de Oriente y de otros lugares, Jesucristo es un extraño. Tal vez crean que existió, pero no piensan que tenga relación alguna con su vida. Otros no lo consideran digno de su atención por causa de lo que han hecho quienes afirman ser sus seguidores. “Arrojaron una bomba atómica sobre Nagasaki —dirían algunos japoneses—, una ciudad con más cristianos que la mayoría de las ciudades de Japón.”
 

Ahora bien, ¿culparíamos a un médico de la enfermedad de su paciente si este no hiciera lo que le ha aconsejado? Por supuesto que no. Los miembros de la cristiandad han pasado por alto durante mucho tiempo el consejo de Jesús para superar los problemas cotidianos. Por eso, en lugar de rechazar a Jesús por causa de los llamados cristianos, que no siguen sus instrucciones, ¿por qué no aprende algo de él usted mismo? Investigue la Biblia para ver quién es Jesús realmente y cómo puede hasta cambiar su vida.


El amor: el consejo de Jesús
 

Jesucristo fue un gran maestro que vivió en Palestina hace casi dos mil años. Se sabe muy poco de su infancia (Mateo, caps. 1, 2; Lucas, caps. 1, 2). Cuando cumplió 30 años, emprendió el ministerio de “dar testimonio acerca de la verdad” (Juan 18:37; Lucas 3:21-23). Los cuatro cronistas históricos de la vida de Jesús se centraron en su ministerio público, que abarcó los últimos tres años y medio de su estancia en la Tierra.
 

Durante su ministerio, Jesús dio a sus discípulos la clave para resolver los diversos problemas de la vida. 

¿Cuál? El amor. En uno de los discursos más conocidos de la historia, llamado el Sermón del Monte, Jesús enseñó a sus discípulos a manifestar amor a sus semejantes. Dijo: “Por lo tanto, todas las cosas que quieren que los hombres les hagan, también ustedes de igual manera tienen que hacérselas a ellos” (Mateo 7:12). A este principio se le denomina la Regla Áurea. Entre “los hombres” a quienes Jesús aludía estaban incluidos hasta los enemigos. En el mismo sermón dijo: “Continúen amando a sus enemigos y orando por los que los persiguen” (Mateo 5:44). ¿No resolvería tal amor muchos de los problemas a los que nos enfrentamos actualmente? El guía hindú Mohandas Gandhi pensaba que sí. Dijo: “Cuando [...] obre[mos] en conformidad con las enseñanzas de Cristo en este Sermón del Monte, habremos resuelto [...] los problemas [...] del mundo entero”. Si las enseñanzas de Jesús sobre el amor se llevan a la práctica, pueden curar los males de la humanidad.
 

Su amor en acción
 

Jesús practicó lo que enseñó. Antepuso los intereses del prójimo a los suyos propios y demostró el amor en acción. Cierto día, él y sus discípulos estuvieron atendiendo a muchas personas sin sacar tiempo para comer. 

Jesús vio la necesidad de que sus discípulos ‘descansaran un poco’, así que se fueron a un lugar solitario. 

Pero la multitud se les adelantó y estaba esperando a que llegaran. ¿Cómo hubiéramos reaccionado nosotros si nos hubiésemos encontrado en esa situación? Pues él “se enterneció por ellos” y “comenzó a enseñarles muchas cosas” (Marcos 6:30-34). Ese fuerte sentimiento de compasión lo motivó a dar ayuda a los demás.
 

Las acciones de Jesús a favor de otras personas no se limitaron a impartir enseñanza espiritual. También brindó ayuda práctica. Por ejemplo, alimentó a 5.000 hombres, además de mujeres y niños, que cierto día le estuvieron escuchando hasta tarde. En otra ocasión alimentó a otros 4.000. La primera vez usó cinco panes y dos pescados, y la última, siete panes y unos cuantos pescaditos (Mateo 14:14-21; 15:32-38; Marcos 6:35-44; 8:1-9). ¿Fueron milagros? En efecto, Jesús hizo milagros.
 

Él curó asimismo a muchos enfermos. Sanó a ciegos, cojos, leprosos y sordos, e incluso levantó a muertos (Lucas 7:22; Juan 11:30-45). En una ocasión, un leproso le suplicó: “Si tan solo quieres, puedes limpiarme”. 

¿Cuál fue la respuesta de Jesús? “Extendió la mano y lo tocó, y le dijo: ‘Quiero. Sé limpio’.” (Marcos 1:40, 41.) A él lo motivaba un intenso deseo de ayudar. Mediante esos milagros demostró su amor a los afligidos.
 

¿Es difícil de creer? Bueno, Jesús realizó la mayoría de sus milagros en público. Hasta sus opositores, que lo criticaban en todo momento, no pudieron negar el hecho de que hacía milagros (Juan 9:1-34). Además, estos tenían un propósito. Ayudaron a la gente a identificarlo como aquel a quien Dios había enviado (Juan 6:14).
 

Un examen breve de las enseñanzas y la vida de Jesús hace que sintamos cariño por él y que deseemos imitar su amor. No obstante, esa no es la única manera en que puede influir en nuestra vida. Él no fue solo un gran maestro que enseñó el amor. Reveló asimismo que había tenido una existencia prehumana como el Hijo unigénito de Dios (Juan 1:14; 3:16; 8:58; 17:5; 1 Juan 4:9). También ha seguido existiendo tras vivir como humano, lo que lo hace aún más importante para nosotros. La Biblia señala que fue resucitado y que ahora está entronizado como Rey del Reino de Dios (Revelación [Apocalipsis] 11:15). Jesús dijo: “Esto significa vida eterna, el que estén adquiriendo conocimiento de ti, el único Dios verdadero, y de aquel a quien tú enviaste, Jesucristo” (Juan 17:3; 20:31). En efecto, adquirir conocimiento de Jesucristo puede significar vida sin fin en el Paraíso. ¿Cómo es posible? ¿Por qué no aprende más sobre él y ve cómo “el amor que el Cristo tiene nos obliga” a imitarlo? (2 Corintios 5:14.) Los testigos de Jehová estarán encantados de ayudarlo (Juan 13:34, 35).
 

Salvo que se indique lo contrario, todas las citas bíblicas están tomadas de la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras.

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