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Friday, April 8, 2011

¿Arderán los malvados en el infierno?


 

GERTRUDE, predicadora pentecostal, se aferraba a su creencia de un infierno ardiente. Cualquier alusión a que dicho lugar no existiera ofendía su sentido de justicia. Pensaba que sin las llamas del infierno, muchos crímenes horribles quedarían impunes. Y no tenía ninguna intención de cambiar su postura, pues decía: “No quisiera adorar a Dios si no hubiera un infierno de fuego para los inicuos”.
 

¿Arderá la gente mala en el infierno como enseñan muchas religiones? Y si no es así, ¿qué castigo recibirán?
 

El primer castigo divino
 

La Biblia enseña que Dios creó perfectos a nuestros primeros padres, Adán y Eva (Génesis 1:27; Deuteronomio 32:4). Los puso en un jardín paradisíaco y les dio la oportunidad de vivir para siempre. Sin embargo, debían respetar esta restricción impuesta al hombre: “De todo árbol del jardín puedes comer hasta quedar satisfecho. Pero en cuanto al árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo, no debes comer de él, porque en el día que comas de él, positivamente morirás” (Génesis 2:16, 17).
 

Lamentablemente, ellos no pasaron aquella sencilla prueba de lealtad y obediencia, y el Creador no tuvo más remedio que sentenciarlos a muerte. “Con el sudor de tu rostro comerás pan hasta que vuelvas al suelo, porque de él fuiste tomado. Porque polvo eres y a polvo volverás.” (Génesis 3:19.)
 

Si Adán y Eva hubieran estado en peligro de quemarse en el infierno, ¿no les habría advertido Dios? 

No obstante, él ni siquiera insinuó que sufrirían después de morir. ¿Cómo iban a sufrir si no tenían un alma inmortal que sobreviviera a la muerte? La Biblia dice claramente: “El alma que peca... ella misma morirá” (Ezequiel 18:4).
 

Por ser el Dador de la vida, nuestro Creador sabe todo cuanto hay que saber respecto a la vida y la muerte. Él nos dice en su Palabra que “los muertos [...] no tienen conciencia de nada en absoluto” (Eclesiastés 9:5). 

Por eso era imposible que Adán y Eva sufrieran en un infierno ardiente al morir. Sencillamente volvieron al polvo y dejaron de existir, pues ya no tenían “conciencia de nada en absoluto”.
 

¿Hay sufrimiento después de la muerte?
 

La Biblia dice en Romanos 5:12: “Por medio de un solo hombre el pecado entró en el mundo, y la muerte mediante el pecado, y así la muerte se extendió a todos los hombres”. Por lo tanto, ¿es razonable creer que las personas pagan por sus pecados en el infierno, cuando Adán —el culpable de que todos muramos— simplemente se convirtió en polvo? (1 Corintios 15:22.)
 

Todo ser humano está sujeto a la misma ley que Adán: “El salario que el pecado paga es muerte”. Además, cuando muere, queda “absuelto de su pecado” (Romanos 6:7, 23). Pero si tanto los buenos como los malos tienen el mismo final y nadie sufre tras la muerte, ¿cómo se ocupará Dios de hacer justicia?
 

La justicia divina
 

El propósito de Dios para la humanidad obediente no ha cambiado desde que creó a la primera pareja y les mandó tener hijos y cuidar de la Tierra (Génesis 1:28). Su voluntad sigue siendo la misma, pues siglos más tarde declaró: “Los justos mismos poseerán la tierra, y residirán para siempre sobre ella” (Salmo 37:29).
Observe que los justos vivirán en la Tierra y gozarán de salud y felicidad perfectas. El propósito original de Dios de llenar el planeta de personas justas “tendrá éxito seguro”. Y se cumplirá cuando él reemplace este inicuo sistema de cosas con un nuevo mundo (Isaías 55:11; Daniel 2:44; Revelación [Apocalipsis] 21:4).
 

Los miles de millones de personas que han muerto sin conocer los requisitos divinos resucitarán y recibirán instrucciones para vivir en el nuevo mundo (Isaías 11:9; Juan 5:28, 29). Sin embargo, quienes no deseen regirse por las leyes divinas serán castigados con “la muerte segunda”, es decir, una muerte de la cual no despertarán jamás (Revelación 21:8; Jeremías 51:57).
 

Por ser un Dios de amor, es inconcebible que Jehová torture a las personas en un infierno de fuego (1 Juan 4:8). Pero tampoco tolerará la maldad para siempre. De ahí que Salmo 145:20 nos asegure que él “está guardando a todos los que lo aman, pero a todos los inicuos los aniquilará”. No cabe duda de que Jehová es un Dios amoroso y justo.
 

[Nota]
 

En la Biblia, “alma” significa toda la persona, no algo separado del cuerpo. Génesis 2:7 dice: “Jehová Dios procedió a formar al hombre del polvo del suelo y a soplar en sus narices el aliento de vida, y el hombre vino a ser alma viviente”. Como se ve, Adán no recibió un alma independiente del cuerpo, sino que él mismo era un alma viviente.
 

¿SE LO HA PREGUNTADO?
 

▪ ¿Tenemos un alma inmortal? (Ezequiel 18:4.)
 

▪ ¿En qué estado se encuentran los muertos? (Eclesiastés 9:5.)
 

▪ ¿Cómo castigará Dios a los malvados? (Salmo 145:20.)

“Los muertos [...] no tienen conciencia de nada en absoluto.” (Eclesiastés 9:5)

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