1. ¿Cómo surgió la maldad?
El mal surgió en la Tierra el día que Satanás dijo la primera mentira. Cuando Dios lo creó, era un ángel bueno y perfecto, pero “no permaneció firme en la verdad” (Juan 8:44). Fue cultivando el deseo de ser adorado, derecho que pertenece solo al Creador. Con una mentira persuadió a Eva, la primera mujer, para que le obedeciera a él y no a Dios. Adán se unió a su esposa en su desobediencia, una decisión que ha producido sufrimiento y muerte a toda su prole. (Lea Génesis 3:1-6, 17-19.)
Al insinuar a Eva que desobedeciera a Dios, Satanás se rebeló contra la soberanía divina. Como la mayoría de la humanidad ha rechazado a Dios como su Soberano y ha imitado a Satanás, este se ha convertido en “el gobernante del mundo”. (Lea Juan 14:30; Revelación [Apocalipsis] 12:9.)
2. ¿Tenía defectos la creación de Dios?
Los seres humanos y los ángeles que Dios creó eran perfectamente capaces de obedecer las normas divinas (Deuteronomio 32:4, 5). Dios nos hizo con la libertad de elegir entre actuar bien o mal. Esa libertad nos permite expresarle nuestro amor. (Lea Santiago 1:13-15; 1 Juan 5:3.)
3. ¿Por qué ha permitido Dios el sufrimiento?
Jehová ha tolerado la rebelión contra su soberanía por un tiempo. ¿Con qué fin? Para demostrar que ningún intento de gobierno sin su apoyo puede beneficiar a la humanidad (Jeremías 10:23). Después de seis mil años de historia, ya no queda ninguna duda. Los dirigentes humanos no han sido capaces de eliminar la guerra, la delincuencia, las injusticias ni las enfermedades. (Lea Eclesiastés 7:29; 8:9; Romanos 9:17.)
En marcado contraste, quienes dejan que Dios dirija su vida se benefician a sí mismos (Isaías 48:17, 18). Pronto Jehová eliminará los gobiernos humanos. Solo los que apoyen el gobierno de Dios habitarán la Tierra (Isaías 2:3, 4; 11:9; lea Daniel 2:44).
4. ¿Qué oportunidad nos da la paciencia de Dios?
Satanás aseguró que no habría ningún ser humano leal a Dios. La paciencia divina nos permite a todos demostrar por nuestra manera de vivir si estamos a favor del gobierno de Dios o del hombre. (Lea Job 1:8-11; Proverbios 27:11.)
5. ¿Cómo nos ponemos de parte de Dios?
Buscando y practicando la religión verdadera, que basa sus enseñanzas en la Biblia (Juan 4:23). Además, no involucrándonos en la política ni en los conflictos del mundo, a imitación de Jesús. (Lea Juan 17:14.)
Satanás utiliza su poder para promover prácticas inmorales y perjudiciales. Cuando rechazamos tales conductas, quizás algunos amigos y familiares se burlen de nosotros o nos hagan la vida difícil (1 Pedro 4:3, 4). Nos encaramos, entonces, a una decisión importante. ¿Nos uniremos a las personas que aman a Dios? ¿Obedeceremos las sabias leyes divinas? Al hacerlo, probaremos que Satanás mintió cuando aseguró que ningún ser humano obedecería a Dios. (Lea 1 Corintios 6:9, 10; 15:33.)
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