Temamos a Dios, no al hombre
La Biblia nos exhorta a temer a Dios, no a los seres humanos. Por ejemplo, en ella se nos habla del “temor de Jehová”, que es “el principio de la sabiduría” (Salmo 111:10). Pero ¿qué es el temor de Dios? No se trata de un miedo irracional o paralizante, sino de un sano temor a desagradar al Creador debido al amor que le tenemos. Ahora bien, ¿por qué debemos temer a Dios y no a los hombres? Veamos cinco razones.
1 Jehová es el Ser Supremo. Dios es infinitamente más poderoso que cualquier ser humano. Para él, “las naciones son como una gota de un cubo” (Isaías 40:15). De hecho, el Todopoderoso tiene la facultad de contrarrestar cualquier “arma que se forme” contra sus siervos leales (Isaías 54:17). Además, él será el que decida quiénes reciben la vida eterna. Sin duda, lo mejor que podemos hacer es estar de su parte. ¿Y cómo logramos esto? Demostrando temor de Dios, lo cual implica aprender sobre él y obedecerle con valor (Revelación [Apocalipsis] 14:6, 7).
2 Dios nos brinda su ayuda y protección. Proverbios 29:25 afirma: “El temblar ante los hombres es lo que tiende un lazo, pero el que confía en Jehová será protegido”. ¿Por qué se dice que el miedo al hombre es un lazo, es decir, una trampa? Porque si nos acobardamos, podríamos retraernos de servir a Jehová. Pero Dios nos ha garantizado su protección con estas palabras: “No tengas miedo, porque estoy contigo. No mires por todos lados, porque soy tu Dios. Yo ciertamente te fortificaré. Yo [...] te ayudaré. Sí, yo [...] te mantendré firmemente asido con mi diestra de justicia” (Isaías 41:10).
3 Dios ama a los que se acercan a él. El apóstol Pablo escribió estas emotivas palabras: “Estoy convencido de que ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni gobiernos, ni cosas aquí ahora, ni cosas por venir, ni poderes, ni altura, ni profundidad, ni ninguna otra creación podrá separarnos del amor de Dios que está en Cristo Jesús nuestro Señor” (Romanos 8:37-39). Si confiamos en el Soberano del universo y le obedecemos, él nos honrará con un amor inquebrantable.
4 Agradecemos lo que Dios ha hecho por nosotros. Jehová nos ha dado la vida. Y no se ha limitado a eso, sino que nos ha proporcionado todo lo necesario para que esta nos resulte interesante y placentera. Es más, la Biblia dice que “toda dádiva buena” procede del Creador (Santiago 1:17). El fiel David expresó así su aprecio por la bondad y el amor de Dios: “Muchas cosas has hecho tú mismo, oh Jehová Dios mío, [...] tus maravillosas obras y tus pensamientos para con nosotros [...] han llegado a ser más numerosos de lo que yo pueda relatar” (Salmo 40:5).
5 Nuestro ejemplo puede hacer que algunas personas cambien. Si demostramos que amamos y tememos a Dios y no cedemos ante la presión de los opositores, podemos influir positivamente en ellos. Pensemos en los familiares de Jesús. Al principio, algunos no creían en él y hasta afirmaban que había “perdido el juicio” (Marcos 3:21; Juan 7:5). Sin embargo, después de la muerte y resurrección de Jesús, varios se hicieron creyentes. Lo que es más, sus medio hermanos Judas y Santiago participaron en la redacción de las Santas Escrituras. Y no olvidemos el caso de Saulo, un fanático perseguidor de cristianos que terminó convirtiéndose en el apóstol Pablo. ¿Qué aprendemos de estos ejemplos? Que si nos mantenemos firmes, es posible que algunos de los que ahora nos persiguen acaben reconociendo que tenemos la verdad bíblica (1 Timoteo 1:13).
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BIBLIA EN LINEA
muy buen articulo muchísimas gracias me ha servido para preparar una asignación gracias
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