Por lo tanto, paguen a César las cosas de César, pero a Dios las cosas de Dios (Mat. 22:21).
¿Cuáles son las cosas que le debemos al César, es decir, a las autoridades? Pues bien, la conversación en la que Jesús pronunció estas palabras giraba en torno a los impuestos. De modo que para tener una conciencia limpia ante Dios y los hombres, debemos obedecer las leyes del país en el que vivimos, incluidas las que rigen el pago de impuestos (Rom. 13:5, 6). Aun así, reconocemos que Jehová es la Autoridad Suprema, el único Dios verdadero, y lo amamos con todo el corazón, el alma, la mente y las fuerzas (Mar. 12:30; Rev. 4:11). Por eso, solo él merece nuestra obediencia absoluta e incondicional (Sal. 86:11, 12). En muchos países existen programas de asistencia social. No hay nada de malo en que los cristianos se beneficien de dichos programas, pero deben reunir los requisitos necesarios. Quienes hablan con la verdad no dan información falsa o engañosa al gobierno a fin de recibir asistencia pública.
Tuesday, October 25
Pay back, therefore, Caesar’s things to Caesar, but God’s things to God.—Matt. 22:21.
What sort of “things” do we owe Caesar, that is, the governmental authorities? When Jesus uttered those words, the discussion centered on taxes. So to maintain a clean conscience before God and men, Christians obey the laws of the land, including those pertaining to the paying of taxes. (Rom. 13:5, 6) But we recognize that Jehovah is the Supreme Sovereign, the only true God, whom we love with our whole heart, soul, mind, and strength. (Mark 12:30; Rev. 4:11) We therefore render to Jehovah God submission without reservation. (Ps. 86:11, 12) Many countries offer social programs or services to help those in need of material support. There is nothing wrong with a Christian’s receiving such assistance—provided that he qualifies. Speaking truth with our neighbor would rule out giving false or misleading information to governmental authorities in order to receive public assistance.
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