Cuando un niño muere, los amigos de la familia a veces tratan de consolarla diciendo cosas como: “Dios necesitaba otro angelito en el cielo”. Pero ¿tiene lógica esa explicación?
Solo un Dios insensible y cruel causaría la muerte de un niño cada vez que necesitara otro ángel. Sin embargo, la Biblia no describe a Jehová Dios de esa manera (Job 34:10). Al contrario, dice que su cualidad predominante es el amor (1 Juan 4:8). Y si ninguna persona con un mínimo de bondad y compasión les quitaría un hijo a otros padres para aumentar su propia familia, mucho menos lo haría Jehová. El inmenso amor que siente por los seres humanos le impediría hacer algo como eso.
Pero piense por un momento: ¿de veras necesita Dios más ángeles? Según la Biblia, todas las obras de Dios son buenas y perfectas (Deuteronomio 32:4). De modo que no pudo haberse quedado corto al crear a los millones de ángeles (Daniel 7:10). El Dios todopoderoso nunca cometería semejante error de cálculo. Ahora bien, ¿no dice la Biblia que Jehová ha elegido a algunos seres humanos para que, tras su muerte, se conviertan en criaturas espirituales y formen parte de su Reino celestial? Sí, es cierto, pero también indica que esas personas no serían niños en el momento de su muerte (Revelación [Apocalipsis] 5:9, 10).
Otra razón por la que Dios no actuaría así es que no estaría de acuerdo con el propósito que él tiene para los niños. En el jardín de Edén, Dios les dijo a Adán y Eva: “Sean fructíferos y háganse muchos y llenen la tierra y sojúzguenla” (Génesis 1:28). Los niños son esenciales para el propósito de Dios de que seres humanos obedientes pueblen la Tierra. Nunca se propuso arrebatarles la vida a los niños para transformarlos en ángeles. La Biblia dice que los hijos son “una herencia de parte de Jehová”, es decir, un regalo de Dios (Salmo 127:3). ¿Podría Jehová, el Dios de amor, quitarles un regalo tan valioso a los padres? Claro que no.
Sin duda, la inesperada muerte de un niño produce gran tristeza y dolor a sus padres. Ahora bien, ¿hay alguna esperanza de que puedan volver a verlo? La Biblia promete que Dios resucitará a innumerables millones de personas en un paraíso aquí en la Tierra. Imagínese la alegría cuando estos niños resuciten, ya completamente sanos, y se reúnan con sus seres queridos (Juan 5:28, 29).
Como hemos visto, parte del propósito de Dios es que los niños crezcan, disfruten de la vida y lleguen a conocerlo. Así pues, los niños que han muerto no viven en el cielo convertidos en ángeles, sino que serán resucitados en una Tierra paradisíaca. Cuando ese momento llegue y estemos al cuidado de nuestro amoroso Creador, tanto niños como adultos disfrutaremos de adorar a Jehová Dios por toda la eternidad.
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