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Saturday, February 19, 2011

¿Cómo se puede identificar a los profetas verdaderos, y a los falsos?


Los profetas verdaderos dan a conocer su fe en Jesús, pero se requiere más que afirmar que se predica en el nombre de él


  1 Juan 4:1-3: “Prueben las expresiones inspiradas para ver si se originan de Dios, porque muchos falsos profetas han salido al mundo. En esto adquieren ustedes el conocimiento de la expresión inspirada procedente de Dios: Toda expresión inspirada que confiesa a Jesucristo venido en carne se origina de Dios, pero toda expresión inspirada que no confiesa a Jesús no se origina de Dios.”


  Mat. 7:21-23: “No todo el que me dice: ‘Señor, Señor,’ entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: ‘Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre [...]?’ Y sin embargo, entonces les confesaré: ¡Nunca los conocí! Apártense de mí, obreros del desafuero.”


Los profetas verdaderos hablan en el nombre de Dios, pero no basta con sencillamente afirmar que lo representan


  Deu. 18:18-20: “Un profeta levantaré para ellos de en medio de sus hermanos, semejante a ti; y verdaderamente pondré mis palabras en su boca, y él ciertamente les hablará a ellos todo lo que yo le mande. Y tiene que suceder que al hombre que no escuche mis palabras que él hablará en mi nombre, yo mismo le pediré cuenta. Sin embargo, el profeta que tenga la presunción de hablar en mi nombre una palabra que yo no le he mandado hablar o que hable en el nombre de otros dioses, ese profeta tiene que morir.” (Compárese con Jeremías 14:14; 28:11, 15.)


  Jesús dijo: “No hago nada de mi propia iniciativa; sino que hablo estas cosas así como el Padre me enseñó” (Juan 8:28). Dijo: “He venido en el nombre de mi Padre” (Juan 5:43). Jesús dijo también: “El que habla de parte de sí mismo busca su propia gloria”. (Juan 7:18.)


  Si alguna persona u organización afirma que representa a Dios pero se niega a usar Su nombre personal, y tiene la costumbre de expresar su propio parecer sobre los asuntos, ¿está cumpliendo con este importante requisito que identifica al profeta verdadero?


El hecho de que alguien pueda efectuar “grandes señales” o “milagros” no necesariamente prueba que sea un profeta verdadero


  Mat. 24:24: “Se levantarán falsos Cristos y falsos profetas y darán grandes señales [“milagros”, VP] y prodigios para extraviar, si fuera posible, aun a los escogidos.”


2 Tes. 2:9, 10: “La presencia del desaforado es según la operación de Satanás con toda obra poderosa y señales y portentos mentirosos y con todo engaño injusto para los que están pereciendo, como retribución porque no aceptaron el amor de la verdad para que fuesen salvos.”


  En cambio, Moisés efectuó milagros bajo la dirección de Jehová (Éxo. 4:1-9). Jehová dio a Jesús también el poder de efectuar milagros (Hech. 2:22). Pero algo más que los milagros probó que ellos realmente habían sido enviados por Dios.


Lo que los profetas verdaderos predicen se cumple, pero quizás ellos mismos no comprendan exactamente cuándo o cómo ha de suceder lo que han predicho


  Dan. 12:9: “Anda, Daniel, porque las palabras quedan secretas y selladas hasta el tiempo del fin.”
  1 Ped. 1:10, 11: “Los profetas [...] siguieron investigando qué época en particular o qué suerte de época indicaba respecto de Cristo el espíritu que había en ellos cuando de antemano daba testimonio acerca de los sufrimientos para Cristo y acerca de las glorias que habían de seguir a éstos.”


  1 Cor. 13:9, 10: “Tenemos conocimiento parcial y profetizamos parcialmente; pero cuando llegue lo que es completo, lo que es parcial será eliminado.”


  Pro. 4:18: “La senda de los justos es como la luz brillante que va haciéndose más y más clara hasta que el día queda firmemente establecido.”


  Los apóstoles y otros discípulos cristianos primitivos tuvieron ciertas expectativas equivocadas, pero la Biblia no los clasifica por eso entre los “falsos profetas”. (Véanse: Lucas 19:11; Juan 21:22, 23; Hechos 1:6, 7.)


  El profeta Natán instó al rey David a que prosiguiera con lo que estaba en su corazón respecto a la construcción de una casa para la adoración de Jehová. Pero luego Jehová dijo a Natán que informara a David que él no sería quien la edificaría. Jehová no rechazó a Natán por lo que este había dicho anteriormente, sino que siguió empleándolo porque Natán humildemente rectificó el asunto cuando Jehová se lo aclaró. (1 Cró. 17:1-4, 15.)


Las declaraciones formales del profeta verdadero promueven la adoración verdadera y están en armonía con la voluntad revelada de Dios


  Deu. 13:1-4: “En caso de que se levante en medio de ti un profeta o un soñador de un sueño y de veras te dé una señal o un portento, y en efecto se realice la señal o el portento de que te habló, diciendo: ‘Andemos tras otros dioses, que no has conocido, y sirvámosles,’ no debes escuchar las palabras de ese profeta o al soñador de ese sueño, porque Jehová el Dios de ustedes los está probando para saber si están amando a Jehová su Dios con todo su corazón y toda su alma. Tras Jehová su Dios deben andar, y a él deben temer, y sus mandamientos deben guardar, y a su voz deben escuchar, y a él deben servir, y a él deben adherirse.”


  Puesto que la Biblia dice que el que se hace “amigo del mundo” se constituye en enemigo de Dios, ¿están promoviendo la adoración verdadera los clérigos que instan a sus feligreses a participar en los asuntos del mundo? (Sant. 4:4: 1 Juan 2:15-17.) El Dios verdadero dijo que las naciones “tendrán que saber que yo soy Jehová”, y la Biblia declara que Dios tomaría de entre las naciones “un pueblo para su nombre”, pero ¿están obrando en armonía con esta voluntad revelada de Dios las organizaciones religiosas que minimizan la importancia de usar el nombre personal de Dios? (Eze. 38:23; Hech. 15:14.) Jesús enseñó a sus seguidores a orar por el Reino de Dios, y la Biblia advierte que no se ponga la confianza en el hombre terrestre; de modo que ¿son profetas verdaderos los clérigos o las organizaciones políticas que instan a las personas a cifrar su confianza en la gobernación humana? (Mat. 6:9, 10; Sal. 146:3-6; compárese con Revelación 16:13, 14.)


Se puede identificar a los profetas verdaderos y a los falsos por el fruto que se manifiesta en su vida y en la vida de los que los siguen


  Mat. 7:15-20: “Guárdense de los falsos profetas que vienen a ustedes en ropa de oveja, pero por dentro son lobos voraces. Por sus frutos los reconocerán. [...] Todo árbol bueno produce fruto excelente, pero todo árbol podrido produce fruto inservible. [...] Realmente, pues, por sus frutos reconocerán a aquellos hombres.”


  ¿Qué caracteriza el modo de vivir de ellos? “Las obras de la carne son [...] fornicación, inmundicia, conducta relajada, idolatría, práctica de espiritismo, enemistades, contiendas, celos, enojos, altercaciones, divisiones, sectas, envidias, borracheras, diversiones estrepitosas y cosas semejantes a éstas. [...] Los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. Por otra parte, el fruto del espíritu es: amor, gozo, paz, gran paciencia, benignidad, bondad, fe, apacibilidad, gobierno de uno mismo.” (Gál. 5:19-23; véase también 2 Pedro 2:1-3.)

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