Este versículo, Job 31:1, dice así: “Un pacto he celebrado con mis ojos. Por eso ¿cómo pudiera yo mostrarme atento a una virgen?” Job quiso decir que en su resolución de guardar integridad para con Dios estaba determinado a evitar hasta el contemplar lujuriosamente a una mujer que no fuera su esposa.
Job y su esposa habían tenido varios hijos. A pesar de un tiempo de dificultad en el cual la mujer que había sido su esposa por muchos años lo instó a maldecir a Dios y morir, él fue fiel a ella. (Job 2:9, 10) No hay evidencia de que él alguna vez dejara de ser monógamo o siquiera se pusiera a pensar en la posibilidad de entrar en relaciones sexuales con mujeres más jóvenes, vírgenes.—Job 19:17.
Job reconocía que la inmoralidad suele comenzar con mirar lujuriosamente a una persona del sexo opuesto, lo cual crea en el corazón un deseo de relaciones sexuales inmorales. Por eso, hizo lo que pudiera considerarse un contrato o pacto formal con sus propios ojos. ¿Con qué fin? Estaba firmemente resuelto a no mirar con pasión a otra mujer. Naturalmente, en su vida diaria vería a las mujeres y hasta quizás se mostraría atento en el sentido de darles ayuda si la necesitaban. Pero en cuanto a mostrarse atento con motivos de flirteo o románticos, eso estaba fuera de lo permitido. Le estaba prohibido. Indudablemente el ‘pacto con sus ojos’ ayudó a Job a evitar todo mirar que pudiera estimular la pasión y conducir a conducta inmoral.—Compare con Job 31:9, 11; Mateo 5:28.
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