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Wednesday, February 16, 2011

Jesucristo dijo que era tan difícil para un rico entrar en el Reino como lo es para un camello pasar por el ojo de una aguja. ¿Se refería a un camello y una aguja literales?



Dos de las tres citas bíblicas de esta declaración son idénticas. Según los relatos de Mateo y Marcos, Jesús dijo: “Más fácil es que un camello pase por el ojo de una aguja que el que un rico entre en el reino de Dios” (Mateo 19:24; Marcos 10:25).


Algunas obras de consulta dan a entender que “el ojo de una aguja” era una puerta pequeña, o portillo, de una de las puertas grandes de Jerusalén. Si la grande se cerraba de noche, se podía abrir la pequeña. Se cree que un camello podía atravesarla. ¿Es esto lo que Jesús tenía presente?


Parece ser que no. Por lo visto, él se refería a una aguja de coser. Tanto las agujas de hueso como las de metal deben haber sido comunes en los hogares de aquel tiempo, pues se han hallado en aquella región. 


Lucas 18:25 disipa cualquier duda respecto a las palabras de Jesús, pues dice: “Más fácil es, de hecho, que un camello pase por el ojo de una aguja de coser que el que un rico entre en el reino de Dios”.


Varios lexicógrafos concuerdan con la manera como se ha vertido este término en la Traducción del Nuevo Mundo. La palabra griega para “aguja” en Mateo 19:24 y Marcos 10:25 (rha‧fís) viene de un verbo que significa “coser”. Además, el término griego que aparece en Lucas 18:25 (be‧ló‧nē) se usa para referirse a una aguja quirúrgica literal. El Diccionario expositivo de palabras del Antiguo y del Nuevo Testamento exhaustivo, de Vine, dice: “La idea de aplicar ‘el ojo de una aguja’ a portillos parece ser moderna; no hay rastros de ella en la antigüedad. El objeto del Señor en esta afirmación es el de expresar la imposibilidad humana y no hay necesidad de tratar de suavizar la dificultad haciendo que la aguja signifique otra cosa que el instrumento normal que se expresa con esta palabra”.


Algunos opinan que en estos versículos la palabra “camello” debió traducirse “maroma” o “soga”. Las palabras griegas para maroma (ká‧mi‧los) y camello (ká‧me‧los) son similares. Sin embargo, los manuscritos griegos más antiguos que existen del Evangelio de Mateo (el Sinaítico, el Vaticano núm. 1209 y el Alejandrino) emplean la palabra griega para “camello”, no para “maroma”. Al parecer, Mateo escribió su Evangelio en hebreo y es posible que él mismo lo tradujera al griego. Como sabía exactamente lo que dijo Jesús, utilizó la palabra apropiada.


Por consiguiente, Jesús hablaba de una aguja de coser y un camello literales con el propósito de recalcar la imposibilidad de algo. Ahora bien, ¿quiso decir que ningún rico podría entrar en el Reino? No, pues su declaración no debe entenderse literalmente. Empleó esta hipérbole para ilustrar que tal como un camello literal no puede pasar por el ojo de una aguja de coser literal, es imposible que un rico entre en el Reino si sigue aferrándose a sus riquezas y no pone a Jehová en primer lugar en su vida (Lucas 13:24; 1 Timoteo 6:17-19).


Jesús hizo esta declaración justo después de que un gobernante joven y rico rechazó el magnífico privilegio de llegar a ser su seguidor (Lucas 18:18-24). La persona acaudalada que ama sus posesiones más que las cosas espirituales no puede esperar recibir la vida eterna en el Reino. No obstante, hubo algunos ricos que sí se hicieron discípulos de Jesús (Mateo 27:57; Lucas 19:2, 9). De modo que la persona rica que es consciente de su necesidad espiritual y busca la ayuda divina puede recibir la salvación que Dios otorga (Mateo 5:3; 19:16-26).

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