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Friday, February 18, 2011

¿Por qué pidió Eliseo “dos partes” del espíritu de Elías?



Justo antes de que el profeta Elías finalizara su asignación en Israel, el joven profeta Eliseo le hizo esta solicitud: “Por favor, que dos partes de tu espíritu vengan a mí” (2 Reyes 2:9). Al parecer, Eliseo quería una porción doble como la que se daba a los primogénitos, pero en sentido espiritual (Deuteronomio 21:17). Un breve repaso de este relato nos ayudará a entenderlo mejor y a extraer algunas lecciones prácticas.


En armonía con las instrucciones de Jehová, Elías había nombrado sucesor suyo a Eliseo (1 Reyes 19:19-21). Este desempeñó fiel y decididamente su labor de ayudante durante los cerca de seis años que colaboró con su mentor, y no se separó de él ni siquiera el último día que Elías fue profeta de Israel. Aunque Elías le pidió que dejara de seguirlo, el joven profeta le aseguró en tres ocasiones: “Yo ciertamente no te dejaré” (2 Reyes 2:2, 4, 6; 3:11). De hecho, lo consideraba su padre espiritual (2 Reyes 2:12).


Ahora bien, Eliseo no era el único hijo espiritual de Elías. Ambos se relacionaban con un grupo de hombres conocidos como “los hijos de los profetas” (2 Reyes 2:3). El segundo libro de los Reyes indica que estos “hijos” también se sentían muy unidos a su padre espiritual, Elías (2 Reyes 2:3, 5, 7, 15-17). No obstante, Eliseo era el sucesor ungido y el más importante de los hijos espirituales de Elías; era como un primogénito. 


En el antiguo Israel, el primogénito recibía dos partes de la herencia de su padre, mientras que los demás hijos recibían solo una. Por ese motivo, Eliseo pidió dos partes de la herencia espiritual de Elías.


¿Por qué hizo semejante petición en aquel preciso momento? Porque estaba a punto de emprender una tarea de gran trascendencia: suceder a Elías en calidad de profeta de Israel. Eliseo se daba cuenta de que para cumplir con una asignación de tal magnitud necesitaba una fortaleza espiritual que superara con creces sus facultades personales y que solo Jehová podía darle. Tenía que ser tan intrépido como su maestro (2 Reyes 1:3, 4, 15, 16). Por eso pidió dos partes del espíritu de Elías, un espíritu de valentía y de celo, de sentirse “absolutamente celoso por Jehová”, cualidades deseables que produce el espíritu de Dios (1 Reyes 19:10, 14). Ahora bien, ¿cómo respondió Elías?


Como sabía que conceder tal petición no estaba en su mano, ya que solo Dios podía hacerlo, contestó modestamente: “Has pedido una cosa difícil. Si me ves cuando sea quitado de ti, te sucederá así” (2 Reyes 2:10). Y así le sucedió, pues Jehová permitió que Eliseo viera a Elías cuando ascendía en una tempestad de viento (2 Reyes 2:11, 12). La petición de Eliseo fue concedida: Jehová le dio el espíritu necesario para emprender su nueva misión y afrontar las pruebas venideras.


Este relato resulta muy animador para los cristianos ungidos (denominados a veces “la clase de Eliseo”) y para los demás siervos de Dios de la actualidad. Es posible que en ocasiones nos sintamos abrumados e incapaces ante una nueva asignación, o tal vez estemos perdiendo el valor para continuar predicando el Reino ante el aumento de la indiferencia u oposición en el territorio. No obstante, si rogamos a Jehová que nos apoye, él nos dará espíritu santo a fin de afrontar las dificultades y las nuevas circunstancias (Lucas 11:13; 2 Corintios 4:7; Filipenses 4:13). Por lo tanto, tal como Jehová fortaleció a Eliseo para asumir responsabilidades más importantes, también nos ayudará a todos nosotros, seamos jóvenes o mayores, a efectuar nuestro ministerio (2 Timoteo 4:5).

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