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Saturday, March 12, 2011

La “gran tribulación”



Cuando Jesús contestó la pregunta de sus discípulos concerniente a la señal de su presencia y de la conclusión del sistema de cosas, mencionó una “gran tribulación como la cual no ha sucedido una desde el principio del mundo hasta ahora, no, ni volverá a suceder”. (Mt 24:3, 21.) Una comparación de Mateo 24:15-22 y Lucas 21:20-24 revela que inicialmente estas palabras hacían referencia a una tribulación que tenía que sobrevenirle a Jerusalén. Se cumplió en 70 E.C., cuando la ciudad fue sitiada por los ejércitos romanos bajo el general Tito. Esto resultó en condiciones severas de hambre y gran pérdida de vidas. El historiador judío Josefo dice que murieron 1.100.000 judíos y 97.000 fueron llevados al cautiverio. (La Guerra de los Judíos, libro VI, cap. IX, sec. 3.) Jerusalén no ha vuelto a experimentar una “gran tribulación” como aquella.
 

Jesús también se refirió a esta tribulación en relación con su venida en gloria: “Inmediatamente después de la tribulación de aquellos días el sol será oscurecido, y la luna no dará su luz, y las estrellas caerán del cielo, y los poderes de los cielos serán sacudidos. Y entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del hombre, y entonces todas las tribus de la tierra se golpearán en lamento, y verán al Hijo del hombre viniendo sobre las nubes del cielo con poder y gran gloria. Y él enviará sus ángeles con un gran sonido de trompeta, y ellos reunirán a los escogidos de él desde los cuatro vientos, desde un extremo de los cielos hasta su otro extremo”. (Mt 24:29-31.) En este pasaje, el término “inmediatamente” no excluye la posibilidad de un lapso de tiempo considerable entre la tribulación que le sobrevino a Jerusalén en 70 E.C. y los acontecimientos que tenían que ocurrir después. El helenista A. T. Robertson escribe: “Esta palabra, común en el Evangelio de Marcos como euthus, da problemas si se pone énfasis en el elemento temporal. El problema es cuánto tiempo transcurre entre ‘la tribulación de aquellos días’ y el vívido simbolismo del versículo 29. El empleo de en tachei [dentro de poco] en Ap 1:1 debería llevar a uno a hacer una pausa antes de decidirse. Aquí tenemos un panorama profético como aquél con una perspectiva comprimida. Las figuras apocalípticas del ver. 29 [de Mateo 24] demandan un juicio sobrio [...]. El literalismo no es apropiado en esta escatología apocalíptica”. (Imágenes verbales en el Nuevo Testamento, vol. 1, págs. 202, 203.)
 

Otros han hecho observaciones parecidas respecto al uso de la palabra griega que se traduce “inmediatamente” en Mateo 24:29. Una nota al pie de la página sobre este texto en The Westminster Version of the Sacred Scriptures dice: “‘En seguida’ [inmediatamente] es probablemente aquí ‘una expresión de profecía, no de historia’, y por lo tanto no significa secuencia inmediata, la cual, de hecho, no se debe entender así en todos los casos [...]. Expresiones similares son comunes en la literatura apocalíptica para introducir una nueva escena en una serie de visiones que cambian rápidamente: cf. Apoc. XI. 14: XXII. 12”. 
La obra Matthew Henry’s Commentary on the Whole Bible (1976, vol. 3, pág. 205) dice: “Es usual en el estilo profético hablar de acontecimientos relevantes y seguros como si estuvieran muy próximos y al alcance de la mano, solo para expresar su relevancia y la seguridad de que acontecerán [...]. Mil años son, desde el punto de vista de Dios, como un solo día, 2 Ped. III. 8”.
 

El contexto bíblico indica que la tribulación que sufrió Jerusalén en 70 E.C. prefiguró una tribulación mucho mayor. Unas tres décadas después de la destrucción de Jerusalén, se le dijo al apóstol Juan sobre una gran muchedumbre de personas de todas las naciones, tribus y pueblos: “Estos son los que salen de la gran tribulación”. (Rev 7:13, 14.) Anteriormente, el apóstol Juan había visto a “cuatro ángeles” que retenían vientos destructivos a fin de que pudiese terminar la obra de sellar a los 144.000 esclavos de Dios. Esta obra de sellar está relacionada con ‘reunir a los escogidos’, lo que, según Jesús predijo, acontecería después de la tribulación sobre la Jerusalén terrestre. (Mt 24:31.) De acuerdo con esto, la “gran tribulación” debe venir después de reunir y sellar a los escogidos, cuando los cuatro ángeles sueltan los cuatro vientos para que soplen sobre la tierra, el mar y los árboles. (Rev 7:1-4.) El que una gran muchedumbre ‘salga de la gran tribulación’ muestra que sobreviven a ella. La expresión similar de Hechos 7:9, 10 confirma esta idea: “Dios estaba con él [José], y lo libró de todas sus tribulaciones”. El decir que se libró a José de todas sus tribulaciones no solo significaba que se le ayudó a aguantarlas, sino también que sobrevivió a las aflicciones que experimentó.
 

Ha de notarse que el apóstol Pablo llamó tribulación a la ejecución del juicio de Dios sobre los impíos. Escribió: “Esto toma en cuenta que es justo por parte de Dios pagar con tribulación a los que les causan tribulación, pero, a ustedes que sufren la tribulación, con alivio juntamente con nosotros al tiempo de la revelación del Señor Jesús desde el cielo con sus poderosos ángeles en fuego llameante, al traer él venganza sobre los que no conocen a Dios y sobre los que no obedecen las buenas nuevas acerca de nuestro Señor 

Jesús”. (2Te 1:6-8.) El libro de Revelación muestra que “Babilonia la Grande” y “la bestia salvaje” han ocasionado tribulación a los santos de Dios. (Rev 13:3-10; 17:5, 6.) Por lo tanto, se deduce lógicamente que la tribulación que tiene que sobrevenirles a “Babilonia la Grande” y a “la bestia salvaje” forma parte de la “gran tribulación”. (Rev 18:20; 19:11-21.)

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